Acceso al sistema financiero 2

Inclusión financiera puede definirse como el proceso de garantizar el acceso a los servicios financieros de forma oportuna y adecuada, a los grupos de bajos ingresos a un precio asequible. La exclusión financiera en los países en desarrollo, es debido principalmente a fallas de mercado derivadas de información imperfecta y asimétrica, así como de marcos institucionales con debilidades para fomentar el acceso financiero, dados los altos costes de transacción y de entrega que se generan, bajo estos condicionantes.

Sistemas financieros eficientes, bien desarrollados, inclusivos y que funcionen correctamente es un elemento central para impulsar crecimiento y desarrollo de las economías. Uno de los elementos que entre otros explica que América Latina sea el bloque de países con mayor desigualdad del mundo, viene explicado por los bajos niveles de inclusión financiera. Existe una clara relación negativa sólida entre los indicadores de capacidad financiera y el nivel de desigualdad de ingresos así como los niveles de pobreza.

En la medida que el acceso financiero se realiza alrededor de poner en marcha ó potenciar actividades productivas que permitan cambios permanentes en las funciones de ingresos de los sectores más desfavorecidos, las probabilidades de éxito crecen de manera importante y los impactos de este sobre las condiciones de vida de estos segmentos. En la medida que se acometen actividades productivas que generen rendimientos con los que cubre todos los costes reales en los que incurre, incluidos los financieros, y además obtienen beneficios garantizan que la actividad sea sostenible y el cambio sea permanente.

Sin sistemas financieros incluyentes, los pobres y las pequeñas empresas tienen mayores dificultades para aprovechar oportunidades prometedoras de crecimiento. Por ende, las políticas financieras que fomentan los incentivos adecuados y ayudan a superar los obstáculos en el acceso al financiamiento y resto de productos financieros son fundamentales para la reducción de la pobreza y la distribución más equitativa de los recursos y las capacidades.

El acceso financiero asociado a esta tipología de crédito, conjuntamente con canales asequibles para el ahorro que permitan una suavización del consumo e instrumentos de seguros que disminuyan la incertidumbre y potencien la productividad de estos sectores, cierran el círculo virtuoso del impacto de la inclusión financiera en la pobreza y constituyen lo que denominamos Finanzas Productivas al servicio de estos segmentos.

Al evaluar la situación actual de la inclusión financiera se observa que un 50,5% de la población adulta a nivel mundial reporta poseer por lo menos una cuenta ó producto en una institución financiera formal (medida de acceso), esto implica que aproximadamente 2.600 millones de adultos, no acceden al sistema financiero.

El ratio para América Latina es de solo un 39,3% de la población adulta, implicando que 270 millones están fuera del circuito financiero, por diversas razones. Para los países de la OECD este ratio se ubica en un 90%.

Por niveles de ingresos, un 25% de los adultos que se encuentran en los percentiles de menores ingresos están en el sistema financiero en América Latina, mientras que un 49,5% de los que pertenecen a los percentiles de mayores ingresos reportan tener por lo menos una cuenta ó producto en el sistema financiero formal. La media mundial se encuentra en un 40,7% y 58,4% respectivamente, siendo una de las explicaciones de los fuertes niveles de desigualdad de la Región.

2 Fuente: Todos los datos de porcentaje de adultos incluidos en el sistema financiero formal provienen del Global Findex del Banco Mundial