El logro obtenido en términos de salida de la pobreza es muy frágil aun para el 40% de los latinoamericanos, 243 millones de personas que siguen siendo vulnerables a una recaída en la pobreza. América Latina es la región de mayor desigualdad del mundo, al medirse por el índice de concentración del ingreso de Gini, superando a zonas cono el sudeste asiático y África subsahariana. El 20% más pobre de la población agrupa el 5% de los ingresos, mientras que el 20% más rico tiene el 47%.

Al analizar la tipología de la pobreza, se tiene que por cada 100 pobres, 54 son mujeres, es decir 93 millones de mujeres en América Latina son pobres, mientras que el 41,7% de los niños se encuentran en esa situación, es decir 70 millones de niños se encuentran en pobreza. Unos 37 millones de jóvenes entre 15-24 años ni trabajan ni estudian en América Latina.

El 8,5% de la población es analfabeta, esto significa 52 millones de personas que se concentran en: países más pobres, grupos indígenas y rurales, y mujeres (dos terceras partes del total). La escolaridad media pasó de 4,5 años en 1970 a 8,1 años en la actualidad, sin embargo se mantiene alrededor de 3,5 años por debajo de la media de los países desarrollados pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD siglas en ingles). La escolaridad media de las personas adultas en pobreza se ubica en 6,8 años.

La medición utilizada hasta ahora de pobreza se define como un umbral o línea de pobreza que representa el ingreso mínimo necesario para adquirir una canasta de bienes considerados indispensables. Dicho umbral es comparado con el ingreso de los hogares para determinar aquellos que son pobres, sin embargo debemos incorporar otras dimensiones inherentes a carencias no monetarias que tienen que ver con la provisión de servicios públicos, calidad del hábitat, riesgos de exclusión, factores educativos, etc., que complementan la visión tradicional por la vía de los ingresos.

Al analizar estas dimensiones, que condicionan los niveles de pobreza para el caso de América Latina se tienen: factores educativos con un 29%, factores de exclusión o vulnerabilidad con 24%, factores asociados a la vivienda con 19%, acceso a la energía eléctrica y combustibles para cocinar con 18% y acceso a fuentes de agua mejorada y sistema de aguas residuales con el 10%.

Los indicadores relacionados a salud, muestran un rezago con respecto a las economías desarrolladas, en términos relativos mayor que otros factores.

La tasa de mortalidad materna es de 81 madres por cada 100.000 nacimientos vivos, siendo el promedio de los países de la OECD de 19 muertes. La tasa de mortalidad en menores de 5 años por cada 1.000 nacidos vivos se ubica en 19 niños, mientras que el grupo de referencia tiene un indicador medio de 7,5 decesos.

Un 6% de los niños menores de 5 años tienen un bajo peso para su edad, mientras que el 10% presentan una baja talla.

Un 7% de los niños no poseen vacuna alguna al cumplir un año de edad, mientras que un 8% de la población se encuentra por debajo del nivel mínimo de consumo de energía alimentaria.