La economía peruana ha conseguido alcanzar, en los últimos ocho años, la segunda mayor tasa promedio de crecimiento real de América Latina, lo que ha permitido una progresión per cápita del 5,8%. Después de una década de crecimiento sin precedentes en los últimos sesenta años, la economía de Perú conserva su dinamismo gracias a la consolidación de la estabilidad macroeconómica, un mayor desarrollo del sector de sus materias primas, mayor apertura y bajos costes de financiación.

El sector minero ha duplicado su participación en la economía del país, pasando de representar el 5,6% del Producto Interior Bruto (PIB) al 12% en la actualidad; los sectores de manufactura, construcción y servicios, importantes para la buena evolución del empleo en estos años, han mantenido su peso y el paro se sitúa en torno al 6%, cerca de la tasa natural de desempleo. También la diferencia de los ingresos medios per cápita entre los segmentos de mayor y menor riqueza ha disminuido, pasando de ser en 2001 de 19,3 veces a situarse en 2013 en 12,7 veces.

Pero como en el resto de los países del área en la que realiza su actividad la Fundación Microfinanzas BBVA todavía existen datos que hacen necesarios esfuerzos continuados en el tiempo. Por cada 100 habitantes del país, 24 se encuentran en situación de pobreza.

Aunque uno de los rasgos estructurales de Perú es la desigualdad entre miseria urbana y rural (51 y 15 personas de cada centenar son pobres según si viven en el campo o en la ciudad), el dato negativo es que esta brecha se ha agudizado en los últimos años. Las mejoras de nivel de vida se han concentrado en las zonas urbanas y es por este motivo por el que se aglutina en las ciudades el 73% de la población total del país, muy en especial en el área metropolitana de Lima- Callao donde reside en torno al 31% de los peruanos.

Las mujeres (52%) y los niños (37,4%) son también quienes se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad. Perú, además, presenta una baja asistencia escolar en términos relativos al resto de América Latina, siendo éste uno de los factores determinantes para explicar una visión multidimensional de la pobreza del país.