LA REPÚBLICA DE PANAMÁ tiene una situación geográfica que la predispone a un continuo flujo de personas y mercancías y en ella se sitúa el Canal de Panamá, obra de ingeniería que facilita la comunicación entre las costas de los océanos Atlántico y Pacífico, con una gran influencia en el comercio mundial. Estos factores unidos a la estabilidad de su macroeconomía, la fuerte inversión pública y privada de los últimos años y la ampliación del Canal (pese a los problemas aparecidos en los últimos meses por el sobrecoste de sus obras) han generado que el país haya sido la economía de América Latina que más se ha desarrollado en los últimos ocho años, con un crecimiento per cápita del 7% y una tasa de variación interanual del 8,9%.

Sin embargo no son igual de reconfortantes los datos respecto a la distribución de la riqueza. El 20% de la población más rica mueve el 48,3% de los ingresos, mientras que los más pobres sólo alcanzan el 4,4%. Panamá, a pesar de haber reducido sus niveles de pobreza, es el sexto país de la zona con mayor desigualdad entre sus habitantes. El 25,3% de sus habitantes se encuentran en el nivel de pobreza y el 12,4% en situación de extrema pobreza.

Sólo el 24,9% de la población adulta tiene cuentas o productos en una entidad bancaria convencional, disminuyendo este porcentaje al 17% entre los ciudadanos que se encuentran en los tramos con menores ingresos. Y sólo el 2,2% de quienes manifiestan poseer cuentas financieras, lo hacen para realizar actividades productivas.

Otro aspecto común en la región es que de las personas que declaran haber recibido un crédito durante el año pasado (27,1% en el caso de los adultos panameños), sólo el 9,7 lo han gestionado a través del sistema financiero, siendo los amigos y familiares la fuente mayoritaria de donde proceden.