Un refugio para los niños del futuro

Antes de salir de su casa, Norma Ordóñez y su marido Wilington dieron las últimas instrucciones a las cuatro profesoras que iban a encargarse del jardín de infancia en su ausencia. Nunca habían cruzado el charco y les hacía mucha ilusión representar a su municipio, y por qué no, a los emprendedores colombianos que trabajan día tras día para servir a la comunidad. Al mismo tiempo, Norma era consciente de cuánto iba a echar en falta a “sus niños”, con los que pasa gran parte del día. Eran muchas las emociones que sintió en ese momento y agradeció el apoyo de su marido.

Dos décadas han pasado ya desde que abrió su casa para recibir a 18 niños y darles el cuidado y la atención que se merecen. Ahora, se enorgullece de contar que gracias a los microcréditos y el acompañamiento de Bancamía, su guardería ya cuida a cerca de 50 menores: niños y niñas. Su función no se limita solo a darles formación y protección, también ofrece una mejora en la calidad de vida de sus familias ya que pueden irse a trabajar tranquilos, sabiendo que sus hijos están en buenas manos. Su compromiso con la comunidad ha llevado a Norma hasta el panel de emprendedores en la celebración del 10º Aniversario de la Fundación Microfinanzas BBVA.

Fue así cómo puso rumbo a Madrid.

Le impactó la riqueza que aporta la diversidad cultural

Le sorprendieron las temperaturas tan altas con las que la ciudad le recibió. Pero más que el calor, le impactó la riqueza que aporta la diversidad cultural. Tanto es así que se prometió a sí misma buscar becas para que sus hijos tengan la oportunidad de conocer otro tipo de vida, otra cultura y otras maneras de hacer las cosas.

La noche anterior al evento, la emprendedora estaba inquieta por imaginarse subida a un escenario compartiendo un proyecto de vida y unos sueños cumplidos gracias a pequeños préstamos. Y para calmar los nervios, comprobó que todo lo que se iba a poner al día siguiente estaba impecable. De hecho, incluso se aseguró un hueco para arreglarse el pelo. Porque, ¿cómo no se iba a embellecer para una ocasión tan especial? Por encima de querer verse guapa, consideraba imprescindible cuidar todos los detalles de su intervención en el panel: desde su testimonio y lo que iba a contar hasta su imagen. Para ella, esta era la mejor manera de rendir homenaje a las madres emprendedoras de Colombia. Especialmente al equipo de profesoras que trabaja con ella, atendiendo y educando a niños en un entorno económico y socialmente vulnerable.

Norma, antes del comienzo del evento

En el día de la celebración, no soltó la mano de su marido ni un momento. Pero a medida que iba familiarizándose con el lugar y la gente, se fue tranquilizando. Ni siquiera se le notaron los nervios cuando saludó a la Reina. Ella misma se presentó como “Norma, de Colombia”.

Una hora más tarde, sentada en el escenario junto a los otros emprendedores, contó cómo los sueños se pueden cumplir: “Definitivamente el apoyo de Bancamía es esencial no solo para mi hogar sino para las 50 familias que tienen un lugar seguro donde dejar a sus hijos… nuestra casa es un segundo hogar para estos niños mientras sus madres van a trabajar”.

Para los niños más mayores, las calles suelen ser su mejor opción para entretenerse hasta la hora de cenar y Norma quiere alejarlos de los problemas que hay en Soacha, como la delincuencia y las drogas

También compartió cual es su meta a corto plazo: adquirir otra propiedad para albergar a niños más mayores. Para ellos, las calles suelen ser su mejor opción para entretenerse hasta la hora de cenar y Norma quiere alejarlos de algunos de los problemas a los que se exponen en Soacha, como la delincuencia y las drogas. En un refugio como el suyo, pueden conocer las alternativas que existen a lo que ven en las calles.

Cuando terminó el acto, Norma y su esposo tuvieron la ocasión de hablar con los asistentes, que no perdieron la oportunidad de mostrarles su admiración por el gran trabajo que están haciendo. Asimismo, se acercaron a la Reina para saludarla y aprovecharon el momento para entregarle unas achiras con arequipe (galletas de queso que se toman con dulce de leche).

También compartieron dulces típicos con la gente que asistió a la celebración, y ese pequeño festín lo acompañaron con una invitación a Soacha, para que puedan conocer de cerca la labor que llevan a cabo en su vecindad, a sus niños y a las profesoras que les ayudan.

Sin lugar a duda, este viaje ha cambiado la vida de Norma. Volvió a Colombia con muchas ideas para su negocio. Sueña con que en el futuro, los niños a los que cuida contribuyan como ella a cambiar las cosas en su país. Un sueño muy apto para los menores acogidos en su jardín de infancia llamado “Niños del Futuro”.

Norma y los «Niños del Futuro»

HISTORIAS DE VIDA