Migrantes: agentes del desarrollo sostenible

En el continente americano hay unos 20 millones de personas desplazadas, la mayoría en América Latina y el Caribe, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Dejan sus países por múltiples motivos (políticos, económicos o huyendo de la violencia y la discriminación) y buscan una vida mejor, una segunda oportunidad en un país que no conocen. Sin empleo, sin vivienda y sin arraigo, la dura realidad del migrante la conoce bien José David Romero.

Su historia es la de miles de venezolanos que dejan su país en busca de oportunidades económicas. Llegó a Perú hace 4 años y la euforia inicial por haber conseguido llegar a Lima dio paso a la incertidumbre por empezar de cero. Su mujer y su hijo de ocho meses se tuvieron que quedar porque no podían pagar sus pasajes. 

“Me vine a Perú, con 200 dólares (unos 190 euros) en el bolsillo, ni más ni menos. Llegué sin nada y mi cuñado me ayudó, me recibió y estuve 15 días sin tener trabajo. Fue bien duro, no tenía donde dormir, algunos compatriotas de mi mismo barrio de Venezuela que estaban en Perú me dieron un colchón inflable y me ayudaron, nos ayudamos entre todos”, recuerda José. 

Pensaba que podría continuar con el trabajo de auxiliar administrativo que desempeñaba en su país, pero pronto se dio cuenta de las escasas oportunidades laborales que tienen los migrantes. “Vine con la esperanza de conseguir un trabajo formal, como el que tenía allá en la clínica, pero llegué a Lima y me decían “anda lava carros” y yo ¿qué?, no estaba preparado mentalmente para eso”, explica. Durante ocho meses tuvo que llevar la misma ropa porque ahorraba lo que ganaba para conseguir pagar los billetes para su familia. En 2020 logró traer a su familia y en 2022 a su madre.

Consiguió empleo sirviendo desayunos o vendiendo sábanas y cortinas de baño y su única comida era el almuerzo que le daban sus jefes. Tiempo después mejoró al empezar a trabajar en una librería.

Programa de inclusión para migrantes venezolanos

Conoció a Financiera Confianza, entidad peruana de la Fundación Microfinanzas BBVA, cuando una asesora de la entidad entró en la librería y le informó de la Escuela de Formación en Microfinanzas para asesores migrantes. Se trata de una iniciativa enmarcada en el programa de inclusión para migrantes venezolanos creado en 2022 para que quienes deciden empezar una segunda vida en Perú puedan conseguir un empleo como asesores de negocio inclusivo. Financiera Confianza es la primera entidad financiera en realizar capacitaciones en colaboración con la Superintendencia Nacional de Migraciones.

José Romero, en el centro de la imagen con sus compañeros de Financiera Confianza (FMBBVA)

José Romero, en el centro de la imagen, con sus compañeros de Financiera Confianza (FMBBVA)

Este programa se creó en 2022, en colaboración con la Corporación Financiera Internacional, para identificar oportunidades para los migrantes y sus comunidades de acogida en cuatro vertientes: inclusión financiera y promoción de emprendimientos, entrega de servicios básicos (como educación y energía) y el impulso a la creación de negocios.

“Eso es lo que yo estaba buscando. Tener un empleo formal. Era mi sueño y lo he conseguido gracias a la formación que me han ofrecido para ser asesor de crédito”, explica orgulloso.

Visita a emprendedores, evalúa la viabilidad de los créditos y les acompaña en su proceso de crecimiento. Cada emprendedor necesita productos adaptados a su realidad social y económica y a la de su negocio. José les explica la oferta de productos y les enseña a manejar la app de banca móvil para que ellos solos también puedan tener los servicios de la sucursal al alcance de su mano.

José Romero visita el puesto de venta de una emprendedora y le explica el funcionamiento de la banca móvil (Financiera Confianza, FMBBVA)

José Romero visita el puesto de una emprendedora y le explica el funcionamiento de la banca móvil (Financiera Confianza, FMBBVA)

Gracias a este empleo “Valoro este trabajo por la estabilidad para mis hijos. Además, tengo más tiempo para estar con mi familia. Atender a los emprendedores es muy satisfactorio. Agradecen mucho cuando vas a visitarles para gestionar los créditos”, cuenta. 

La Oficina Regional para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, el organismo de Naciones Unidas para las migraciones, señala que los migrantes aportan al desarrollo de sus países de acogida porque “contribuyen como trabajadores, como consumidores y como contribuyentes” y son “un agente del desarrollo sostenible”. La historia de José lo confirma.

 

Cristina González del Pino. Comunicación FMBBVA

HISTORIAS DE VIDA