“Ángeles y Princesas”, pequeños talleres de costura donde se cosen grandes sueños

Yamile Salazar lleva en la sangre el espíritu emprendedor y el espíritu de superación. Su taller de costura es mucho más que un negocio: es un salvavidas para cerca de 90 personas, la gran mayoría mujeres, que cosen en sus casas la ropa infantil que Yamile diseña y luego vende.

Siendo niña, esta emprendedora tuvo que dejar la escuela para ayudar a su madre y vender hojuelas, una especie de arepa típica de Colombia, por las calles de San Carlos, el municipio de Antioquia donde nació. Desde organizar la ropa o la cocina de las vecinas hasta peinarlas para eventos especiales, las adversidades le obligaron a crecer más rápido de lo que debiera una niña de quinto de primaria. Su tesón para afrontar las dificultades es herencia de su madre, que trabajó como empleada doméstica para sacar a su hija adelante sola. El sueldo no alcanzaba para cubrir las necesidades básicas. Yamile recuerda que en esa época todos comían en casa “en el mismo plato” porque cada grano de arroz contaba.

Yamile Salazar, en su taller

Ante estas circunstancias, Yamile empezó pronto a trabajar y aprendió que ahorrando se construyen los sueños. A los 15 años se trasladó a Medellín porque en su pueblo la violencia aumentaba y su madre temió por su seguridad. Al cumplir los 18, inició sus estudios de costura en la Fundación Impacto Social. Y fue entonces cuando decidió que la costura iba a ser su futuro. Al graduarse ya tenía muy claro que iba a crear su propia marca de ropa y tener su propio taller de confección.

Hace nueve años, tras el nacimiento de su hija Ana Lucía, descubrió que la moda infantil podía ser un buen negocio y reorientó su carrera profesional. Compraba retales a las empresas mayoristas y confeccionaba con ellos las prendas.

Los pedidos aumentaban y había llegado el momento de mejorar las instalaciones y adquirir más género. Al carecer de historial crediticio y de ingresos que respaldaran una deuda, el único banco que le apoyó fue Bancamía. En la entidad colombiana de la Fundación Microfinanzas BBVA obtuvo su primer crédito: “Esa fue mi puerta al éxito”, explica Yamile. “Compré dos máquinas de coser más modernas y más retales para seguir cosiendo”.

En las visitas a sus clientes para repartir los pedidos, Yamile fue conociendo a madres cabeza de familia con trabajos que les obligaban a estar alejadas de sus hijos. Entonces decidió convertir su negocio en un punto de apoyo para que otras mujeres tuvieran un futuro mejor gracias a la costura. A todas les enseñó a coser y se fueron incorporando a su taller.

Pero Yamile no quería ser solo en una jefa para ellas. Quería brindarles herramientas para que salieran adelante sin tener que dejar de lado el cuidado de sus hijos y familias. De modo que solicitó a Bancamía nuevos créditos para comprar más máquinas de coser. Pero esta vez, no para su taller… sino para que sus empleadas pudieran trabajar desde sus casas. Yamile cortaba las telas y ellas terminaban las prendas en sus hogares.

Nuevo reto superado… y nuevo sueño en marcha: confeccionar ropa de calidad para personas con pocos recursos, prendas que se vendieran por unos dos euros. Yamile comenzó a vender su ropa en mercados ambulantes, a contratar a más gente y a crear su a propia cadena de producción con corte, estampación, bodega de almacenamiento, ensamble…

Hoy, su empresa “Ángeles y Princesas” cuenta con más de 20 talleres que cosen para ella y está transformando las vidas de las cerca de 90 personas que desde sus casas generan ingresos para mantener a sus familias. Solo tiene 31 años y ya ha logrado crear toda una red de futuro para sus empleados. Tiene toda una vida por delante… y muchos más retos para “Ángeles y Princesas”.

 

                              Cristina González del Pino, Comunicación FMBBVA

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