El primer día que Brígida tuvo que ordeñar las doce vacas que había comprado su esposo terminó exhausta. Después de más de tres horas de arduo trabajo, ni siquiera pudo descansar: “Esa noche apenas pude dormir. No por el cansancio, sino pensando en lo que me había metido”, recuerda. Ya han transcurrido 25 años y desde entonces se dedica junto a su marido a la producción y venta de leche pura de vaca en su explotación. Un negocio con el que han conseguido que los consumidores valoren el sabor de la leche fresca y su distanciamiento con la producción industrial, además de un precio competitivo.
Sin haber terminado sus estudios primarios y sin experiencia previa en ganadería, Brígida se enfrentó a la dura realidad que supone arriesgarte a emprender un negocio para salir adelante. Sin embargo, perseveró y solicitó un crédito de 95.000 pesos dominicanos (1.800€) a Banco Adopem. Actualmente, ella y su marido tienen más de 90 vacas y a pesar de las dificultades y las dudas a las que se enfrenta a diario, las afronta con una sonrisa.
Así como las razones que la llevaron a luchar por una vida diferente: mejorar su calidad de vida, los ingresos que le aporta su negocio y sobre todo la sensación de ser dueña de su propio destino.