Una botella de agua en el desierto

La experiencia en ventas de Clemente Hormazábal se remonta a cuando era niño y veía a su padre atender a los clientes en su tienda de repuestos y accesorios para coches y motos. En 2016 se unió al negocio familiar: decidió aumentar el stock y ampliar la oferta de productos para mejorar las ventas.

Ahora los talleres mecánicos y los aficionados al mundo del motor encuentran todo lo que necesitan –desde herramientas hidráulicas e hidroneumáticas a multitud de accesorios– en Anfracar, el negocio que Clemente tiene en el centro de Talca.

Hace dos años, este emprendedor se unió a un banco comunal de Fondo Esperanza, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA en Chile. La consolidación de su negocio le permitió más tarde acceder a un crédito individual.

“Fondo Esperanza significa mucho para mí, fue el único apoyo que tuve cuando nadie me lo quiso dar ni confiaba en mí, fue como una botella de agua en el desierto

Clemente empezó a importar productos desde el extranjero y a fortalecer la venta por Internet. Abrió otro local dedicado específicamente a las motos, a las que tiene afición. Asegura que para llegar a tener estos dos negocios ha contado con dos ayudas inestimables: la de su padre y su hijo, que le ayudan a diario, y la de Fondo Esperanza.

“Fondo Esperanza significa mucho para mí, fue el único apoyo que tuve cuando nadie me lo quiso dar ni confiaba en mí, fue como una botella de agua en el desierto. Ahora, gracias a esta entidad tengo dos locales abiertos y están todos los bancos detrás de mí, pero yo quiero seguir con este apoyo porque ha sido fundamental y me ayudó a crecer”, explica.

 

                                                                             Cristina González del Pino, Comunicación FMBBVA

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