Más de un siglo para la igualdad de género: ¿Podemos ir más rápido?

En un mundo que tardará más de 130 años en alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres, según recoge un reciente informe del Foro Económico Mundial, los ejemplos que encarnan Natasha y Romina mantienen viva la esperanza de conseguirlo mucho antes.  

Natasha Abraham, analista de Oferta de Valor en Microserfin (Panamá)

Natasha Abraham con una compañera de trabajo

Natasha Abraham, analista de Oferta de Valor (Microserfin, Panamá) con una compañera de trabajo

Natasha asegura que trabajar en Microserfin, entidad panameña de la FMBBVA, cambió su vida. Como mujer, conoce de primera mano el impacto de los sesgos inconscientes en su día a día y, por eso, sabe el valor que aporta su punto de vista a la hora de diseñar productos y servicios financieros para los emprendedores y emprendedoras que acompaña en la microfinanciera.

Arquitecta de formación, su espíritu de superación le llevó a retomar sus estudios hace unos años y cursar Banca y Finanzas gracias al apoyo de Microserfin y de una beca universitaria.

Concienciada de la importancia que tiene ampliar las habilidades para progresar, imparte talleres de formación financiera como el del pasado mes de junio: capacitó a más de 24 personas refugiadas y solicitantes de asilo en Panamá. Una iniciativa enmarcada dentro de las actividades de Microserfin por el Día del Refugiado, que forma parte del programa de educación financiera de la entidad “Saquemos Cuentas”. 

Sus hijas son su mayor inspiración y motivación para seguir adelante. Por eso, Natasha ha adquirido el compromiso de contribuir a disminuir las brechas de género a través de su trabajo. Quiere que vivan en el futuro otra realidad, una que no les deje atrás por ser mujeres. Un mundo más inclusivo e igualitario. 

Conoce más de su historia aquí.

Romina González, alfarera de Fondo Esperanza, reconocida en su país con el Sello de Artesanía (Chile)

Romina llegó a Chiu Chiu hace siete años para estudiar y trabajar.  Lo que no sospechaba en ese momento era que aprendería más viviendo en mitad del desierto de Atacama que en cualquier escuela. 

Romina González con sus productos

Romina González, alfarera chilena, muestra sus artesanías

Fabricar artesanía no es solo un trabajo para ella. Se ha convertido en un puente que conecta a las alfareras de la zona que cuidan, fomentan y comparten los conocimientos de sus antepasados. Por ejemplo, Romina fabrica una olla con una técnica ancestral que la hace muy resistente al fuego directo y a los cambios bruscos de temperatura. Su producto obtuvo el Sello de Artesanía otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en el año 2020. 

Actualmente, compagina la alfarería con su trabajo en la escuela del pueblo. Gracias al apoyo de Fondo Esperanza, (FE) entidad chilena de la FMBBVA, ha podido encontrar una manera de equilibrar sus ingresos durante las épocas en las que su actividad es menor: “El apoyo de FEE en tiempos de incertidumbre me permite contar con los materiales necesarios para continuar generando productos”, nos cuenta.

Igual que Natasha, Romina también es madre y,  a través de su arte, trata de transmitirles a sus hijos sus conocimientos de alfarería recordándoles siempre “la importancia de lo que regala la tierra y el papel de los seres humanos para cuidarla y protegerla”.  

Para saber más de Romina, haz escucha su historia aquí.

 No hace falta que pasen años para cambiar el mundo…

Llegar a vivir en un mundo con igualdad de género quizás requiera esos 130 años, o más o menos. Lo que sí sabemos ya es que afortunadamente, no hace falta esperar para crear espacios más justos y apoyar así a mujeres que con su trabajo diario demuestran que  día a día  todos y todas podemos poner nuestro granito de arena para que desde hoy nuestro presente sea el boceto del futuro igualitario que queremos conseguir. 

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