Con una población de más de 42 millones de personas sobre una extensión de 2.780.400 kilómetros cuadrados, Argentina es el país hispanoparlante más extenso del planeta y el segundo de mayor tamaño de América Latina. También es la segunda economía más grande de Sudamérica después de Brasil.

Durante los últimos ocho años, el país ha declarado una tasa de crecimiento real del 6,7% interanual, basado principalmente en una fuerte expansión de la gestión pública, en una potente demanda interna y en el buen desarrollo de las materias primas (es, por ejemplo, uno de los mayores productores mundiales de soja, girasol, limones…, uno de los más importantes exportadores de carne, el cuarto en producción de petróleo y el líder en generación de biodiesel).

Pero durante este mismo período la presencia de agudos desequilibrios monetarios y financieros ha provocado presiones inflacionistas, distorsiones en los precios y una de las mayores devaluaciones del peso de los últimos 12 años. Aunque la tasa de desempleo se ha mantenido estable (alrededor del 7,5%), el empleo informal representa el 35% del total de la economía, mientras el denominado empleo independiente sin contribuciones regulares a la Seguridad Social está por encima del 50%.

La desigualdad se redujo un 15% en los estos últimos ocho años y la pobreza en las ciudades ha ido en franco retroceso, hasta alcanzar niveles del 5% cuando a finales del 2005 se acercaba al 30%. En la actualidad la relación entre los ingresos totales de los ricos y los más desfavorecidos, desde una valoración económica, es de 13,2 veces, mientras que en el año 2002 se situaba en 20,6 veces.

Si nos centramos en el acceso al sistema financiero, según datos de Global Findex del Banco Mundial, el 33,1% de los argentinos adultos posee algún tipo de producto en una entidad bancaria, porcentaje que aumenta al 41% entre las personas de mayores ingresos y baja al 22,8% entre los que menos ganan. Por tipo de uso, solo el 3,3% declaran utilizar sus cuentas bancarias para realizar actividades productivas. Y por tipo de producto un 15,5% manifiestan haber recibido un crédito en el último año, aunque solo el 6,6% lo ha obtenido a través del sistema financiero. Similar situación experimenta el apartado referido a los ahorros: el 24,4% de los argentinos afirman haber ahorrado en 2013, pero solo el 3,8% lo ha hecho utilizando un banco.