La inclusión financiera juega un papel fundamental en la reducción de la pobreza. Así lo reconoce Naciones Unidas y así se refleja en su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye el acceso a los servicios financieros en varios de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, para impulsar el fin último de esta hoja de ruta: acabar con la pobreza en todas sus formas. Alineada con este propósito, la Fundación Microfinanzas BBVA trabaja desde hace doce años para promover el desarrollo de personas que cuentan con pequeños negocios pero que no tienen los recursos económicos necesarios para impulsarlos.
“El apoyo financiero impulsa el talento y el esfuerzo de estos emprendedores y resulta fundamental porque logra estabilidad, fomenta el crecimiento, reduce la pobreza y consigue una distribución más equitativa de recursos y capacidades”, ha dicho el director general de la FMBBVA, Javier M. Flores, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se celebra el 17 de octubre. La Fundación mide su desempeño social para ver cómo progresan los más de 2 millones de emprendedores a los que atiende a través de sus seis entidades microfinancieras en cinco países de América Latina, y asegurarse de que todos los esfuerzos están centrados en cumplir el propósito -el desarrollo de estos microempresarios-. El último Informe de Desempeño Social “Midiendo lo que realmente importa” refleja que en 2018 el 55% de los que accedieron a crédito mejoró su renta, y que sus activos y ventas crecieron en promedio un 23% y un 17%, respectivamente. Además, el 34% supera la pobreza a los dos años con la entidad.
“Ponemos a los emprendedores en el centro de toda nuestra actividad, ofreciéndoles productos y servicios financieros que van desde los microcréditos hasta microseguros, y les asesoramos para que progresen”, asegura Javier M. Flores. Más de 1,3 millones de personas han recibido educación financiera desde que se aprobaron los ODS en 2015, también reciben capacitación técnica. Desde 2016, la FMBBVA cuenta con el estatus consultivo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), por su contribución al desarrollo a través de las microfinanzas.
Según el director general de la FMBBVA, “los emprendedores a los que atendemos es el mejor ejemplo del potencial que tienen las microfinanzas. Como por ejemplo Yamile Salazar, que empezó desde cero: tuvo una infancia difícil, su madre ganaba menos de 30 euros al mes y destinaba el 90% al alquiler. Pero de su afición a la costura, surgió una idea de negocio”. Hoy, después de 10 años con la Fundación, Yamile tiene 90 personas a su cargo y vende ropa infantil por todo el país. “Cuando quise pedir un crédito para mi negocio fui a muchos bancos, pero me dieron la espalda hasta que me enteré de que Bancamía [la entidad de la FMBBVA en Colombia] creería en mí. Me abrieron una ventana al mundo”, contó hace poco en Madrid.
En la región, alrededor de 184 millones de personas todavía viven en pobreza, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Unas circunstancias que afectan en mayor medida a las mujeres, a los jóvenes y a los que viven en zonas rurales. Por eso, la Fundación está especialmente comprometida con las mujeres, que representan el 60% de las personas a las que atiende. Gracias a la digitalización, llega a zonas remotas, aunque no tengan cobertura, para evitar que los emprendedores se desplacen, y pierdan tiempo y dinero. Y para mejorar la resiliencia de los pequeños agricultores frente al cambio climático y potenciar el uso de medidas y técnicas ecoeficientes para combatirlo, incorpora en su estrategia un enfoque medio ambiental.