Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres: derribar la desigualdad construye un futuro resiliente

Desigualdad y vulnerabilidad son dos caras que pueden figurar en la misma moneda. Dos caras que numerosas catástrofes naturales a lo largo de la historia se han encargado de ir alternando; por eso, la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989 designó el 13 de octubre como Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres (DIRRD). Este año, la efeméride pone el foco en  la importancia de combatir la desigualdad para conseguir un futuro resiliente. 

La Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) tras 16 años de trabajo en América Latina, una de las regiones más expuestas a los efectos del calentamiento global, ha detectado dos escenarios que avanzan en paralelo en la región: por un lado, las desigualdades económicas han agravado la vulnerabilidad de las personas expuestas a los desastres naturales y, por otro, el hecho de que muchas de estas catástrofes se hayan intensificado con el cambio climático. 

Las amenazas naturales entorpecen el camino hacia la erradicación de la pobreza ya que los damnificados, la mayoría personas en situación de vulnerabilidad, son los que asumen en gran medida el coste económico de sus secuelas. 

Edith Elgueta, apicultora chilena en medio del desierto de Atacama

Edith Elgueta, apicultora chilena en medio del desierto de Atacama

Un futuro resiliente empieza hoy

El Banco Mundial asegura que, según las previsiones climáticas actuales, “si no se toman medidas pertinentes, para el año 2030, hasta 5,8 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema como resultado del cambio climático y, para el 2050, más de 17 millones  podrían verse obligadas a abandonar sus hogares para escapar de los impactos climáticos”. Al mismo tiempo, considera que el acceso a los servicios financieros y a los seguros son herramientas necesarias para fortalecer la capacidad de reacción de las personas ante imprevistos de este tipo.

Por eso, la FMBBVA lleva años desarrollando una estrategia integral de Sostenibilidad que incluye sistemas de gestión de resiliencia y riesgo climático para apoyar a los emprendedores a la hora de enfrentarse a este tipo de adversidades. 

Por ejemplo, más de 160 mil emprendedores de bajos recursos a los que atiende la Fundación, tienen acceso a microseguros que cubren los daños causados por desastres naturales a sus hogares-empresas. Algunos de ellos como “Mi inversión protegida”, en Colombia, son “paramétricos”, es decir, su pago es automático y varía en función del grado de afectación que se monitoriza por satélite (cuanto más grave es el fenómeno, mayor es el pago). De esta manera se reconocen las indemnizaciones sin que los asegurados tengan que reclamar, ni avisar del siniestro, ni presentar pruebas del mismo.

Además, la Fundación pone a disposición de los agricultores diferentes productos financieros para implementar prácticas que permiten su adaptación y resiliencia ante algunos eventos extremos. Ya son casi cuatro mil emprendedores agrícolas los que cuentan con créditos de este tipo para implementar medidas de adaptación al cambio climático (Crediverde Adaptación, Ecocrédito o Ganadería Familiar Sostenible).

Una previsión a tiempo es una buena prevención

La Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres también señala la importancia de “una planificación cuidadosa y coordinada” como una manera de reducir la exposición de las personas y su vulnerabilidad ante posibles amenazas naturales. 

Conocer dónde están las personas más afectadas por fenómenos naturales como lluvias torrenciales, sequías, heladas o terremotos, es clave para poder anticipar y planificar de la mejor forma la gestión de sus posibles impactos. Por eso, la FMBBVA analiza el riesgo climático de los emprendedores a través de mapas de vulnerabilidad climática. 

Actualmente, se está cruzando información de principales variables climáticas (como las variaciones de la temperatura, sequías y lluvias) con la ubicación geográfica de los clientes (principalmente agrícolas) y la de su actividad económica. Identificar las necesidades de los emprendedores facilita la forma de brindarles asistencia técnica y establecer planes de acción adecuados a sus realidades. 

Medir, medir, medir… 

Por último, para entender mejor la magnitud del impacto de los desastres naturales y la exposición de las personas vulnerables a los mismos, hace falta medir. 

Los datos permiten conocer la realidad de las zonas y personas afectadas, además de ayudar a diseñar acciones que aumenten su resiliencia.  

Residentes del Distrito de Cahuapanas (Loreto), Perú

Residentes del Distrito de Cahuapanas (Loreto), Perú

Para la  Fundación y sus entidades, estas cifras hacen posible la labor de integrar los riesgos climáticos en el diseño y en la actualización de su oferta de valor. Igualmente, ayudan a reducir el riesgo financiero de los emprendedores en vulnerabilidad que se puede materializar cada vez con más frecuencia y velocidad. Porque el impacto del cambio climático y sus consecuencias económicas son una realidad y suponen una merma importante de ingresos para ellos.

Una mejor concienciación para romper el ciclo de catástrofes y desigualdad

Salir de la rueda de impactos que genera la desigualdad ante catástrofes naturales requiere un gran esfuerzo de todos. El Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres recuerda que las instituciones públicas y privadas deben seguir trabajando para acabar con las desigualdades y que millones de personas puedan salir del círculo vicioso de los desastres naturales y conseguir de una vez borrar las dos caras de esa misma moneda….