Una vida junto al mar

Bayahíbe es un lugar único. Al encanto de ser un pueblo de pescadores se suman sus espectaculares playas, que lo convierten en uno de los destinos más visitados de la provincia dominicana de La Altagracia.

Este pueblecito, fundado en 1874 por una familia puertorriqueña, ha desarrollado  una variada industria turística alrededor del mar, que es el motor económico de la comunidad. Paseos en barco, buceo, comida típica o artesanía son negocios habituales en Bayahíbe.

Freddy Alberto Berroa es uno de los artesanos de la zona. Talla a mano réplicas de madera de las embarcaciones típicas, pequeñas barcas de vela de brillantes colores que vende a los turistas.

El mar ha estado siempre presente en su vida. Su padre fabricaba lanchas de transporte para turistas. Y él, antes de dedicarse a la artesanía, fue capitán de una de estas embarcaciones. Hace siete años, la edad le obligó a buscarse otra forma de sustento para él y su familia y optó por convertir su afición a tallar madera en una nueva forma de vida.

Freddy Alberto Berroa en su taller de fabricación de barcos en miniatura

Freddy dedica entre 10 y 12 horas a cada barco. El trabajo es laborioso, todo se hace artesanalmente: cortar la madera, montar las piezas, pulir y pintar.

Freddy dedica entre 10 y 12 horas a cada barco. El trabajo es laborioso, todo se hace artesanalmente: cortar la madera, montar las piezas, pulir y pintar. También fabrica a mano las velas y las decora con una pintura que ha creado especialmente.

Uno de sus ocho hijos trabaja con él fabricando collares, pulseras y otros objetos con semillas naturales, caracoles y larimar, una roca cuyo color azul es ideal en joyería.

Desde 2010, Freddy es cliente de Banco Adopem, la entidad dominicana de la Fundación Microfinanzas BBVA, y gracias a los tres créditos que ha obtenido ha mejorado su negocio.

Le quedan muchos barcos que tallar y muchas velas que pintar… porque Bayahíbe seguirá despertando la fascinación de los turistas que no quieren perderse la experiencia de ver amanecer en una playa de aguas turquesas.

 

                                                                      Cristina González del Pino, Comunicación FMBBVA

HISTORIAS DE VIDA