Ni terremotos ni tsunamis han podido con María

En menos de cinco minutos, María Carrasco perdió la inversión que le costó años de esfuerzo. En dos ocasiones la naturaleza se llevó sus sueños. Primero un terremoto y posteriormente un tsunami destruyeron su negocio y gran parte de su hogar.

Esta emprendedora trabajó durante mucho tiempo como cocinera en un restaurante. Desde esa época, comenzó a soñar con tener algún día su propio local de comida. Con gran esfuerzo lo consiguió, hasta que la naturaleza se volvió en su contra. “Todo iba bien, hasta ese 27 de febrero. Nosotros lo perdimos todo, es decir, las maquinarias y parte de nuestra casa”, recuerda. A ese oscuro escenario se sumó la pérdida de empleo de su esposo, que trabajaba como pescador. “Nos vimos bien mal. Con dos hijas en la universidad, teníamos que empezar nuevamente, aunque fuese de la nada. En diciembre de ese año me invitaron a Fondo Esperanza y no dudé en ingresar”, relata.

Maria Carrasco, emprendedora de Fondo Esperanza FMBBVA

María ha sacado su negocio de empanadas con el apoyo de Fondo Esperanza

Gracias a los microcréditos consiguió reiniciar la venta de sus empanadas. “En su momento, recibimos ayuda de familiares y amigos, pero necesitábamos capital para comprar insumos y reactivarnos, ahora como un proyecto familiar. Entregábamos en algunos negocios y con el tiempo no dimos abasto, así que levantamos nuevamente nuestro local”, cuenta María con orgullo. Ahora, ha convertido su pasión por la cocina en una microempresa familiar con un claro objetivo: financiar la educación de sus hijas universitarias.

María no deja de soñar. Su próximo reto es tener su propio restaurante. Y su proyección con Fondo Esperanza es seguir adelante con su negocio. “Recomiendo a cualquier persona que desee entrar a Fondo Esperanza que sí puede tener apoyo, que sí puede hacer realidad sus anhelos. Se puede lograr”, asegura.

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