El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha publicado el Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe. En esta edición se centra en el “progreso multidimensional”, concepto que el propio informe desarrolla y que define como “espacio de desarrollo con límites normativos –nada que disminuya los derechos de las personas y las comunidades, ni nada que amenace la sostenibilidad ambiental del planeta, puede considerarse progreso-“.

El informe plantea que si bien, durante el periodo 2003-2013, cerca de 72 millones de personas en Latinoamérica salieron de la pobreza, se estima que de 25 a 30 millones se encuentran en riesgo de caer en ella. Ante esta situación, se considera esencial construir resiliencia por medio de cuatro factores principales: (i) la protección social universal, (ii) la expansión de los sistemas de cuidados, (iii) la promoción de un mayor acceso a los servicios financieros y activos físicos y, (iv) el desarrollo de mejores habilidades laborales.

El Informe se divide en tres partes:

• La primera parte analiza el crecimiento económico de la región y los logros sociales, laborales y educativos alcanzados durante el mencionado periodo.  Así, mientras que en 2002 el 42% de la población latinoamericana vivía en condiciones de pobreza, una década después, la cifra representaba el 24%. Esto supone que 72 millones de personas dejaron de ser pobres. Sin embargo, recientemente, la reducción de la pobreza se ha desacelerado.
• La segunda parte analiza la necesidad de políticas públicas que protejan los logros alcanzados en la región y sugiere recomendaciones para el diseño de nuevas políticas en las áreas del mercado laboral, la educación, los sistemas de cuidados y la protección social. Destaca como desafíos la alta incidencia de empleos informales y de baja productividad, la regresividad de los sistemas fiscales, la deficiente calidad educativa, la segmentación de los sistemas de protección social y la ausencia de sistemas de cuidados.
• Finalmente, el Informe aborda los retos futuros de la región que tienen que ver con la construcción de capacidades de las personas, los hogares y las comunidades para un progreso multidimensional que permita erradicar la pobreza en sus múltiples dimensiones.