Progresar y cuidar el medio ambiente: un difícil pero obligado equilibrio

22 abril 2022

Juan Cruz Aruquipa es una emprendedor peruano de origen aimara​​, un pueblo indígena que habita la meseta andina del lago Titicaca desde tiempos precolombinos. Él y su mujer,  Graciela Velásquez, se dedican con su pequeño negocio a la cría artesanal de truchas en el lago navegable más alto del mundo, con una altitud media de 3.812 metros sobre el nivel del mar.

“Este es mi negocio”, nos cuenta Juan, orgulloso de lo que ha conseguido, “desde niño yo siempre he trabajado en esto y ahora con la ayuda de mi pareja, lo que me incentiva mucho más”.

Graciela vende el pescado en el mercado local. Entre los dos han conseguido que el negocio  haya crecido en los últimos años, también gracias a Financiera Confianza, la entidad peruana de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA). Ahora cuentan con nueve trabajadores y el apoyo de un ingeniero agrónomo, Daniel Torres, que les ayuda a mejorar todas las actividades dentro del proceso productivo cuidando el medioambiente, por ejemplo, controlando la cantidad de alimentos que ponen por jaula para que  no contamine el lago.

Mercado de Puno, Lago Titicaca, Perú

Juan y Graciela son de Chucuito, localidad situada en en el departamento de Puno, a casi 4.000 metros de altitud, y cerca del área declarada por el gobierno peruano Reserva Nacional del lago Titicaca, para ayudar a proteger sus extraordinarios recursos naturales. Esta región presenta un enorme potencial de recursos hídricos (354 lagunas, 316 ríos y 7 represas), de los cuales el Lago Titicaca es el más importante para el desarrollo de la acuicultura.

Todos debemos cuidar el lago Titicaca, afirma Juan Cruz Aruquipa

Juan sabe que proteger y conservar su biodiversidad es fundamental para el futuro del lago y de los que viven en esta zona. “Yo le recomendaría a todos los productores que debemos cuidar el lago Titicaca. Tal vez nuestros hijos van a seguir produciendo aquí y hay que cuidarlo”, cuenta, sentado en su barca ante este paraje, que contiene una riqueza cultural, animal y vegetal inigualables, pero que desde hace varias décadas sufre los impactos del cambio climático y la contaminación de sus aguas,  que lo vuelven cada vez más frágil.

Juan Cruz Aruquipa, emprendedor peruano. Lago Titicaca

Hacer las paces con la naturaleza

Este es solo un ejemplo de los entornos naturales que debemos proteger para “hacer las paces con la naturaleza, garantizar su salud y aprovechar los beneficios —tan esenciales como infravalorados— que aporta, para lograr un futuro próspero y sostenible para todos”, según ha señalado António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas en el informe Hacer las paces con la naturaleza publicado en 2021 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUD) y que muestra el camino que aún estamos a tiempo de seguir hacia un futuro sostenible, caracterizado por nuevas posibilidades y oportunidades.

Por ello también se celebra, cada 22 de abril, el Día Internacional de la Madre Tierra, en el que Naciones Unidas alerta de la situación de estos parajes naturales por la acción “del cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre” y apuesta por un cambio hacia una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta.

Para emprendedores como Juan y Graciela, que con su negocio buscan sacar adelante a sus hijos  “para que ellos sean alguien en la vida”, y a la vez apuestan por una producción sostenible, que mantenga el equilibrio entre lo que las aguas de este hermoso lago les pueden ofrecer y la conservación de un entorno privilegiado.