«La pasión: rasgo común de las mujeres que emprenden», María José Jordá, directora de Digital & Experiencia del Cliente

Academy for Women Entrepreneurs (AWE) es un programa del gobierno de los Estados Unidos vigente en 26 países. Busca formar a emprendedoras para lograr un crecimiento global basado en negocios sostenibles. España es uno de los países donde se desarrolla este programa y la Embajada Americana ha contado con la participación de la directora de Digital & Experiencia del Cliente de la FMBBVA, María José Jordá, para impartir un taller para que emprendedoras de Canarias mejoren sus negocios. Hablamos con ella sobre su experiencia.

Hace poco has impartido un taller sobre Innovación y Design Thinking, en colaboración con Academy of Women Entrepreneurs ¿Cómo se aplica la metodología Design Thinking en un negocio?

Design Thinking básicamente dice “Escucha a tu cliente”. Hasta ahora los negocios siempre se han creado en base a “¿Cómo saco rendimiento a un negocio? Creo alguna solución, y ya se lo venderé al cliente con marketing o con lo que pueda”. El Design Thinking dice “Dale la vuelta, empieza por el cliente, entiéndelo. ¿Qué necesita? ¿De dónde viene? ¿Qué inquietudes tiene?”. Si tú eres capaz de cubrir esas necesidades con una solución, el negocio aparece.

Nuestras emprendedoras de América Latina, ¿también podrían aplicar esa metodología a sus negocios? ¿Lo ves factible? 

Nuestras emprendedoras pueden aplicar Design Thinking como metodología ya que con unos sencillos pasos pueden identificar mejor quién es su cliente, el existente y el potencial, llevar a cabo una serie de investigaciones (conocerlo mejor, entender su realidad, antes, durante y después de su interacción con ellas) y a partir de ahí ser capaces de proponer soluciones para que su negocio responda mejor a la realidad del cliente. Algo que Jessica supo hacer muy bien. Si la gente no tiene lavadoras, el agua escasea y la gente del barrio no tiene tiempo de ir a lavar su ropa, la solución estaba en llevar la lavadora donde ellos están. Si nuestras emprendedoras se prepararan con estas metodologías sencillas, llegarían a soluciones innovadoras que les diferenciarían del resto y harían que sus negocios prosperaran.

Todas las emprendedoras que he conocido, creo que comparten una pasión innegable por lo que están haciendo y por lo que quieren lograr»

¿Qué tienen en común las emprendedoras que asistieron al taller y las que atendemos en América Latina?

Todas las emprendedoras que he conocido, creo que comparten una pasión innegable por lo que están haciendo y por lo que quieren lograr. Además, muchas emprenden solas. Una de ellas, de hecho, confesó que tiene tres direcciones de correo ¡pero ella es la única persona que trabaja en su empresa! Eso era una anécdota graciosa. Por otro lado, les falta el acceso a redes, algo que está tradicionalmente asociado a los hombres.

 

Imagina una emprendedora del taller y otra de América Latina en la misma habitación. ¿Qué podrían aprender una de la otra? 

Yo creo que sería muy útil que se encontraran. Alguien de Canarias que vea a otra mujer emprender con menos recursos… podría ser inspirador. Y una de Perú que conozca a una de las que asistió al taller, también podría sacar nuevas ideas de cómo hacer las cosas.

¿Qué otras experiencias rescatarías del taller? 

Observé que muchas mujeres emprenden con objetivos sociales. Tienen la ambición de arreglar el mundo, quieren ayudar, más que ganar dinero y enriquecerse ellas mismas. Me ha llamado la atención verlo muchas veces en varios países. Algo que también ocurre con nuestras clientas: cuando les va bien, invierten todo ese dinero en su familia, ya sea en mejorar su casa o en sus hijos. Es decir, que son verdaderas agentes de cambio.

 

 

Karessa Ramos, Comunicación FMBBVA