La independencia económica de la mujer, un arma para combatir la violencia de género

La Fundación cuenta con varias iniciativas para prevenir la violencia de género y atender a víctimas.

24 noviembre 2017
Fundación Microfinanzas BBVA

«Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte», respondió en una ocasión Minerva Mirabal a una de las muchas amenazas de muerte que recibió por su firme oposición al régimen de Trujillo. Ella y sus hermanas no pudieron con la dictadura de República Dominicana pero su muerte a manos de la policía secreta hace ya 57 años, fue el detonante de la lucha contra la violencia hacia las mujeres.

Una violencia que todavía hoy sufren física, psicológica, sexual y económicamente millones de mujeres por el simple hecho de serlo. Pierden su derecho –un derecho universal– a una vida digna y al pleno disfrute de sus libertades. Aunque las cifras disminuyen, siguen siendo estremecedoras y el camino para garantizar la seguridad de todas es todavía muy largo.

A menudo, los informes y estudios hablan exclusivamente del maltrato físico, psicológico y sexual. Pero a la multidimensionalidad de la violencia de género hay que sumarle el aspecto económico, del que ya hoy se empieza a hablar. Cualquier comportamiento que atente contra la independencia económica de una mujer, incluyendo la privación, retención y sustracción de dinero o de propiedades se considera violencia económica.

Según el Banco Mundial, ésta aumenta la probabilidad de que una mujer sea maltratada, aunque todavía no se conozca mucho su incidencia. Cuando se le priva de autonomía económica, se vuelve más dependiente de alguien que sí genera ingresos, normalmente un hombre. Esto inhibe su capacidad para abandonar una relación tóxica y aumenta las probabilidades de sufrir violencia doméstica. De hecho, es en los entornos vulnerables donde se dan más casos de maltrato. El informe “Mujer, Empresa y el Derecho 2016” señala que las mujeres en los hogares más ricos tienen un 45% menos de riesgo de sufrir violencia que aquellas en los hogares más pobres.

Para garantizar el acceso de todas las mujeres a los recursos económicos, la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA) y ONU Mujeres firmaron un Memorando de Entendimiento hace tres años. Una alianza que se acaba de renovar con una hoja de ruta conjunto acordado recientemente. Ambas entidades trabajan por el empoderamiento económico de la mujer y para eliminar cualquier tipo de barrera que se le imponga, como es la violencia de género en los casos más extremos. Apuestan por la inclusión financiera, acompañada de capacitación y educación, y por el apoyo a pequeños negocios de subsistencia.

La Fundación además, cuenta con varias iniciativas para prevenir la violencia de género y atender a víctimas.

  • Talleres y charlas de concienciación para las emprendedoras a las que atiende en Chile y República Dominicana
  • También en República Dominicana tiene alianzas con agencias públicas y ONGs para ofrecer asesoría legal y apoyo psicológico a víctimas de violencia de género, además de facilitarles el acceso a microcréditos
  • Acompañamiento y medición de impacto del progreso de estas mujeres en sus seis entidades
  • Sensibilización a través de la revista jurídica Progreso de la legislación y las iniciativas en materia de igualdad de género

En América Latina, la participación de la mujer en la economía de la región es muy importante, a través del trabajo remunerado o del autoempleo. Sin embargo, aunque cabría esperar que estos avances cierren la brecha de género o contribuyan a darles las herramientas necesarias para huir de cualquier tipo de violencia, todavía existen normas sociales y culturales que limitan su empoderamiento económico. Los matrimonios y los embarazos a edades tempranas, un reparto desproporcionado de las tareas del hogar, el que los hombres abandonen a sus familias y el consiguiente aumento de unidades familiares monoparentales lideradas por mujeres, aumentan su vulnerabilidad económica.

Especialmente, en aquellas mujeres identificadas en dos de los tres grupos diferenciados por ONU Mujeres en su informe Progreso de la Mujer en América Latina y el Caribe 2017, “Suelos pegajosos” y “Escaleras rotas”. Estas mujeres tienen un acceso muy limitado al empleo estable, un bajo nivel educativo y una carga excesiva de trabajo no remunerado. Sus circunstancias les impiden desarrollar su potencial para ganarse la vida dignamente y conseguir su libertad económica, lo que reduce la probabilidad de que se convierta en una víctima de violencia de género.

 

El 25 de noviembre de 1960, las tres hermanas Mirabal fueron encontradas sin vida dentro de su coche. Pero su lucha no murió ese día a pesar del intento de sus verdugos por acallar sus voces y hoy, acabar con la violencia contra las mujeres sigue siendo una prioridad para el mundo entero. Conseguir la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres es el Objetivo 5 de la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. Pero más allá de la lógica, acabar con todos los tipos de violencia de género tiene que ser la norma. Como ciudadanos de una única comunidad, para progresar es necesario avanzar juntos sin dejar a una sola mujer atrás.