El documental que narra la vida de tres familias colombianas a las que un microcrédito les cambió su destino

Blanca mira al horizonte pensando cómo una decisión valiente, tomada en un abrir y cerrar de ojos pero llena de coraje, le cambió la vida: La valentía de su hija de 16 años, harta de ver a su madre sufrir el maltrato de su padre. Belkis le dijo “mamá, se acabó” y se marcharon con lo puesto a empezar una vida incierta pero libre. 

Un año después viven en un barrio humilde, en el municipio colombiano de Cúcuta. Su casa, que apenas han empezado a construir con madera y paneles de zinc, es un refugio donde hay espacio para los sueños y para progresarCuando aún no ha amanecido, Blanca prepara en un pequeño fogón las hallacas, tortas de maíz rellenas de carne, que Belkis vende puerta por puerta a sus vecinos.

La emprendedora Blanca Vega prepara hallacas en su casa - FMBBVA - Colombia

Blanca Vega cocina tortas de maíz en su casa

La cara de Blanca se ilumina al hablar de su hija, que estudia Educación Infantil. Con la madurez que la vida le ha impuesto, Belkis lo tiene claro: “Si no se hubiera intentado, no estaríamos experimentado que la vida es muy bella y muy diferente a lo que pensábamos, al encierro de vida que teníamos. Es muy difícil empezar de cero si no tienes a nadie que crea en ti, que te pueda ayudar financiera y emocionalmente”. 

 

A 600 kilómetros, en Pore, vive Alejandra Buitrago con sus padres, campesinos y ganaderos. En la finca donde han construido su casa, con las paredes encaladas repletas de flores, cultivan frutas y hortalizas que exportan a varios países.

“En el campo no había colegio y me tocaba caminar. Cuando me desanimaba mis padres me decían que pensara en mi futuro, que hay muy pocas oportunidades pero que podía salir adelante”, recuerda Alejandra. Siempre ha vivido rodeada de animales, de ahí su firme vocación de formarse como veterinaria, porque ella mejor que nadie sabe que tener un veterinario es un lujo que muchas comunidades alejadas no se pueden permitir.

El emprendedor Luis Buitrago y su hija Alejandra - FMBBVA - Colombia

Luis Buitrago le ha inculcado a su hija Alejandra el amor por la naturaleza

Olga Ortiz no pudo estudiar. “No tuve acceso a la educación. Toda la vida he estado emprendiendo, luchando por la supervivencia”, afirma. Esta costurera nunca pensó que gracias a su taller iban a convivir en paz víctimas del conflicto colombiano y guerrilleros, juntos, celebrando las fiestas tradicionales con las que las niñas colombianas festejan sus 15 años. Olga organiza las fiestas y confecciona los trajes, que ha ajustado a los escasos ingresos de los vecinos de Dabeiba.

El día que Olga cortó con unas tijeras un vestido viejo de su hija Kelly fue el inicio de un negocio que ha contagiado a su hija la pasión por el diseño de moda, carrera que estudia desde hace dos años. “Mi madre es ese ejemplo de emprendedora guerrera, que le tocó muy duro el conflicto y aún así nos sacó adelante”.

La emprendedora Olga Ortiz con su hija en su taller de costura - FMBBVA - Colombia

Olga Ortiz, con su hija Kelly, en su taller de costura

Estas tres historias podrían ser las de millones de personas que en todo el mundo intentan salir de la pobreza con su esfuerzo en entornos difíciles. Lo que las hace diferentes es la oportunidad que sus protagonistas encontraron en la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), una entidad sin ánimo de lucro, que hoy atiende a casi tres millones de personas en situación de vulnerabilidad en cinco países de América Latina que, como ellos, necesitaban esa oportunidad para progresar.

Los protagonistas podrían ser agricultores, artesanos o vendedores ambulantes como la mayoría de los que apoya la Fundación con financiación para sus negocios, capacitación y otros productos, como ahorro y seguros.

Blanca ha estado recibiendo financiación para comprar  los ingredientes para sus hallacas, el padre de Alejandra para adquirir vacas y semillas, y Olga para invertir en  telas y máquinas de coser. Emprender es una “vitamina para el cerebro”, asegura Olga. 

Belkis, Alejandra y Kelly ganaron una beca universitaria que conceden Bancamía, la entidad colombiana de la Fundación, y BBVA Colombia, que les ha abierto un futuro académico que era más incierto para ellas por su situación socioeconómica. Ya llevan dos años estudiando y sus padres cada día están más orgullosos de ellas. 

Después de la lluvia es el documental producido por la FMBBVA por su 15 aniversario como homenaje a los cerca de seis millones de emprendedores que ha apoyado durante ese tiempo. 

Dirigido por Ofelia de Pablo y Javier Zurita, de Hakawatifilm, expertos en cine social, este documental es un ejemplo de cómo las microfinanzas permiten mejorar las vidas de familias de escasos recursos, creando planes reales de futuro que demuestran que después de la lluvia siempre escampa y sale el sol… y a veces, con un poco de suerte, se ve el arcoiris.

Así se hizo el documental Después de la lluvia