Cuando la pesca es más que un oficio

Una barca y una red es todo lo que Greymaría necesita para ganarse la vida. Esta emprendedora dominicana es una auténtica apasionada de la pesca. Lo ha sido siempre, especialmente desde que su tío la llevó a pescar en el mar durante una semana cuando apenas tenía 13 años: “Fue una experiencia un poco loca. Desde entonces siempre me ha gustado”.

Él fue quien le enseñó a amar esta labor que, hoy, es su principal sustento de vida y el de su familia. Sale a pescar a diario acompañada de su marido: lanzan la red, hacen un cerco y tiran de ella para capturar peces y marisco. Un proceso que repiten una y otra vez durante todo el día hasta que recogen la cantidad que necesitan.

Desde que comenzó en este oficio, Greymaría ha ido comprando material para hacer más ágil su trabajo y pescar más en menos tiempo. Para ello, han sido esenciales los créditos de Banco Adopem, la entidad dominicana de la Fundación Microfinanzas BBVA, que la ha ayudado a desarrollar esta actividad. Ese apoyo económico, unido a las ganas de sacar adelante a su familia, han sido las claves de su progreso: “Lo que me ha impulsado a trabajar a lo largo de todos estos años han sido mis hijos”, afirma.

Como a ella, la entidad apoya en República Dominicana a más de 200 mil personas con pocos recursos para que desarrollen sus actividades productivas y mejoren su calidad de vida. Greymaría lo está consiguiendo, y espera seguir haciéndolo. De hecho, cuando le preguntan por sus planes de futuro, lo tiene claro: montar una gran pescadería y, por supuesto, “nunca dejar de pescar”.

Laura G. Sáez, Comunicación FMBBVA

HISTORIAS DE VIDA