Cuando el baile es además un paso hacia el futuro

“Danzar es el gran antídoto para la locura de la humanidad”. Así lo ha afirmado recientemente la bailarina y coreógrafa cubana Marianela Boán con motivo del Día Internacional de la Danza, que se celebra todos los 29 de abril desde 1982. Coinciden con ella numerosos estudios que resaltan los beneficios de la danza para mejorar la salud y aumentar la confianza en uno mismo, entre otros.

En lo que tal vez nunca haya reparado Boán, afincada en Santo Domingo, es en la pequeña academia de ballet que Luisanny Acevedo dirige en la misma ciudad, donde más de 70 niñas de entre 7 y 15 años sueñan con convertirse en profesionales como ella.

Luisanny lleva casi dos décadas dedicándose a la danza y sabe lo importante que es enseñar no solo técnica y práctica, sino ofrecer a sus alumnas una formación que vaya más allá del baile porque, si el baile está destinado a combatir la locura, los valores son capaces de transformar la humanidad. “Mi objetivo además de dar clases es transmitir valores que la sociedad ha perdido”, asegura.

Mi objetivo además de dar clases es transmitir valores que la sociedad ha perdido”

Y añade que en su escuela, “se hacen actividades de expresión corporal para que las niñas manejen los gestos y el dominio al miedo escénico, ya que el ballet les quita ese pánico, dándoles seguridad y aumentando su autoestima”. En sus clases, también promueve la imaginación y la creatividad de las más pequeñas, porque sabe que la danza es un arte que hay que cultivar desde muy joven.

Luisanny Acevedo forma a niñas de entre 7 y 15 años que sueñan con ser bailarinas profesionales

Luisanny Acevedo forma a niñas de entre 7 y 15 años que sueñan con ser bailarinas profesionales

Así empezó ella, que hizo de su pasión, su profesión: “Me encanta enseñarle a las niñas, sobre todo ver cómo ellas evolucionan, cómo aprenden. Estas cosas me convencieron de que eso era lo que quería hacer y abrí la academia sin dudarlo”. Una aspiración que ha cumplido gracias a la Fundación Microfinanzas BBVA y a su entidad en República Dominicana, Banco Adopem.

Con su apoyo económico y el consejo de sus asesores, Luisanny ha sido capaz de levantar una escuela donde las niñas aprenden algo que va mucho más allá del baile: que el esfuerzo y el sacrificio no solo forman bailarines, también construyen futuro.

 

Julia Ortega, Comunicación FMBBVA

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