‘Artesanía Paola’: Una afición infantil convertida en un sustento de vida

En las manos expertas de Paola Miranda, los trozos de fieltro y de lana se convierten en flores de variados colores o en divertidas hadas. La artesanía siempre ha formado parte de su vida: empezó a fabricar abalorios y adornos con tan solo diez años. Crear pulseras o collares y diseñar adornos navideños era una afición infantil y, sobre todo, un bonito regalo para sus familiares.

Ahora, 27 años después, ese pasatiempo de la infancia se ha convertido en un negocio que le ha llevado a exponer sus creaciones en las ferias de artesanía de la VII Región del Maule, el municipio chileno donde reside.

Nunca dejó de hacer manualidades, ni cuando cursaba sus estudios de contabilidad ni después cuando trabajó durante cuatro años en un supermercado.

Paola Miranda confecciona bisutería y adornos en fieltro y en lana

Fue entonces cuando decidió emprender, ser su propia jefa. Y qué mejor manera que aprovechar sus años de experiencia y su ya amplio conocimiento en el diseño de abalorios y adornos. Así nació “Artesanía Paola” y su carrera como microempresaria.

En 2010, su madre le animó a contactar con Fondo Esperanza, entidad chilena de la Fundación Microfinanzas BBVA. Como parte del banco comunal «Villa Unida», y con los préstamos que le ha entregado la entidad, ha comprado materiales para su negocio. 

“Hay que aprender a ser responsable, el financiamiento te ayuda a tener una meta clara de lo que quieres. Hay personas que no tienen la capacidad de conseguir un crédito, pero Fondo Esperanza confía en ti y te da esa oportunidad”, explica Paola.

“No me quedo en casa esperando que me solucionen la vida. Salgo a buscar la oportunidad”

Ese apoyo, junto a sus ganas de progresar y a su esfuerzo diario, le ha permitido vender sus productos en las ferias de Santiago de Chile o Los Ángeles. “No me quedo en casa esperando que me solucionen la vida. Salgo a buscar la oportunidad”, señala.

Su sueño es tener un taller con un espacio donde exponer sus creaciones y llenar el escaparate de flores, pendientes y bufandas y seguir manteniendo viva esa afición infantil convertida en negocio.

 

                                                                           Cristina González del Pino, Comunicación FMBBVA

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