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Financiación y data con perspectiva de género, claves para la independencia económica de las mujeres

Es fundamental avanzar hacia un modelo económico que promueva la inclusión para lograr un mundo con menos pobreza y desigualdad. La aportación del sector privado contribuye a reducir la brecha de género, ya sea sobre el terreno apoyando a las mujeres, o mediante el análisis de datos para establecer estrategias con enfoque de género o con mecanismos innovadores de financiación

Expertos de organismos internacionales privados han compartido experiencias y propuestas para apoyar la consecución del ODS 5 (Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres). Lo han hecho en un acto organizado por la FMBBVA y The Trust for the Americas, entidad vinculada a la OEA, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, durante la CSW68. Estas son algunas de esas reflexiones y propuestas de futuro: 

Digitalización para emprendedoras

“De los cinco millones de personas en las que hemos impactado en 25 años, el 60% han sido mujeres. La tecnología es una herramienta vital para capacitarlas y que puedan conseguir empleo o establecer microempresas. Hemos visto que en estos dos temas hay mucha desigualdad y que la tecnología puede superar estos retos. Lo demuestra el éxito de nuestro programa Ven, inspírate y vende que ha dado capacitación a 60 mil mujeres  vulnerables mediante sus teléfonos móviles y Whatsapp para que pudieran expandir sus negocios. El 75% de ellas mejoró los ingresos”, explicaba Linda Eddleman, CEO, The Trust for the Americas.

Bancamía, la entidad colombiana de la FMBBVA, desarrolla junto a The Trust for the Americas un programa de formación y acompañamiento virtual para que microempresarios de ese país se forman en  ofimática y marketing digital. Además, la entidad de la OEA firmó en 2021 un memorándum de entendimiento para implementar programas de educación, priorizando la capacitación en habilidades digitales y empresariales de emprendedores, con el propósito de apoyar el crecimiento y sostenibilidad de sus negocios.

Innovación también en la financiación

El 43% del presupuesto en cooperación al desarrollo en los países de la OCDE, 64.100 millones de dólares, se dedica a proyectos con algún componente de género. Pero solo el 4%  se destina a proyectos que tengan a la igualdad de género como factor principal. 

“Estamos observando que el mercado de capitales puede ser un socio y que la financiación mixta puede ser un instrumento para lograr la inclusión de las mujeres. Por ejemplo, con los bonos de sostenibilidad que permiten mayor fungibilidad en los mercados y hacen escalar la financiación que viene de la ayuda oficial desarrollo y que se queda pequeña. Hemos estudiado 200 modelos de financiación extra y únicamente el 1% de esos activos tiene un objetivo de género. Pueden ser un vehículo para movilizar y mejorar el acceso a financiación privada. Hay muchas brechas y es importante trabajar en un marco de impacto al desarrollo sostenible y al empoderamiento de las mujeres”, explicaba Pilar Garrido, director for Development Co-operation, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Data para visibilizar la feminización de la pobreza

El Índice de Pobreza Multinacional que utiliza el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con foco de género visibiliza los desafíos que enfrentan las mujeres. Este índice permite analizar dimensiones relevantes en la vida de las mujeres, como acceso a servicios de salud, de cuidados, vivienda, nivel educativo o autonomía económica. 

Según estos datos, las mujeres están sobre representadas en los hogares que viven en condiciones de pobreza. La tendencia es que empeore: en 2002 eran 105 por cada 100 hombres en condiciones de pobreza,  y en 2021, tras la pandemia, era de 116 mujeres por cada 100 hombres. 

“Debemos contar con más datos, como el acceso a salud sexual y reproductiva o violencia contra la mujer. Necesitamos estandarizar los censos poblacionales y deconstruir estos datos en torno a edad, etnia o ubicación geográfica para establecer estrategias para acompañar a las mujeres, entendiendo sus necesidades a lo largo de sus ciclos de vida y que sientan que sus derechos se ven materializados. Debemos pensar en una estrategia para América Latina que enfoque los objetivos en las mujeres rurales y avanzar en la productividad y el acceso a las herramientas digitales, no únicamente como consumidoras sino para acelerar la productividad. Y pensar en políticas públicas que aceleren la igualdad de género e incluyan protección social, sistemas integrales de cuidados, mercado de trabajo que garantice la participación femenina en sectores masculinizados, inclusión de los hombres en los sectores altamente feminizados y también inclusión de las mujeres en los sectores del trabajo del futuro”, reivindicaba Michelle Muschett, Subsecretaria General de las Naciones Unidas, Administradora auxiliar y Directora de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe del PNUD.

Mujeres rurales: garantes de la seguridad alimentaria

“En el año 2030, 34 millones de mujeres rurales serán pobres. La pobreza se ha instalado en el mundo rural, donde hay menos oportunidades. Tenemos que hacer leyes y cambiar mentalidades con educación y legislación, haciendo un movimiento asociativo fuerte que haga posible que las mujeres rurales construyan su propia historia. Avanzaremos en igualdad, y en el gran ideal de la lucha contra la pobreza, con el derecho a pensiones, seguridad social o permiso de maternidad, poniendo a esas mujeres cuidadoras en las explotaciones agrarias para que tengan derechos y se corrija la brecha salarial. Las mujeres rurales hacen por alimentar al mundo y luchan contra el cambio climático y por mantener nuestra identidad. No habrá futuro en los pueblos de la comunidad internacional si no se cuenta con las mujeres rurales”, señalaba Carmen Quintanilla, presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER).

Edith Elgueta, apicultora: un ejemplo de emprendimiento 

La emprendedora chilena Edith Elgueta abogaba en su intervención en este acto por dar oportunidades a las mujeres. Edith es apicultora. Extrae la miel de sus colmenas en el desierto de Atacama, todo un desafío por el clima, la soledad del entorno y la lejanía, ya sea para vender sus productos o continuar con su formación en gestión del negocio. Y lo ha hecho en un sector muy masculinizado. 

La historia de Edith demuestra que las microempresas pueden ser sostenibles en la medida de sus posibilidades. “Hay que perder el miedo y sobre todo formarse. Estoy investigando para crear miel en cápsula y un enjuague bucal de propóleo libre de metales pesados”, señala. 

 

“Las mujeres deben perder el miedo a emprender. Debemos ir creciendo, ampliando poco a poco nuestro capital de trabajo. Las mujeres no necesitamos mucho dinero, vamos aumentando poco a poco el capital. Y es importante seguir formándonos en comunicación y tecnología, en inteligencia artificial, aprovechando la tecnología para que nuestros negocios crezcan y demostrarle al mundo que podemos hacer cosas”, explicaba esta emprendedora que ha recibido formación y financiación de Fondo Esperanza, la entidad chilena de la FMBBVA.

“Tenemos que pensar en llegar más lejos. Las mujeres somos proactivas y podemos aprovechar la tecnología para hacer el trabajo más fácil”, era el mensaje que  Edith Elgueta lanzaba a las mujeres del mundo que como ella luchan por tener una vida mejor.

“Edith nos inspira e inspira a miles de mujeres en el mundo porque nos demuestra que podemos liderar nuestras vidas y somos el presente y el futuro. Mujeres como ella  hacen que sigamos luchando para lograr la igualdad”, señalaba Karina Gómez, gerenta Comercial y Social de Fondo Esperanza, quien moderó el conversatorio con la emprendedora y cerró  el acto con esta frase que demuestra que las mujeres pueden ser dueñas de su futuro.

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