entrevista

Claudio González Vega

Claudio González Venga es economista y abogado costarricense, con Maestría de la London School of Economics y Doctorado de Stanford University. Profesor Emérito y Director del Programa Finanzas Rurales en la Ohio State University. Patrono de la Fundación Microfinanzas BBVA. Consultor de agencias internacionales y gobiernos y autoridades financieras en numerosos países. Enseña en el Programa de Entrenamiento en Microfinanzas del Instituto Boulder y en el Máster en Microfinanzas de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha investigado las microfinanzas durante más de tres décadas y es autor de numerosos libros y artículos sobre desarrollo económico, pobreza, comercio internacional, finanzas rurales y microfinanzas.

Las microfinanzas pueden llegar a representar un componente sustancial del sistema financiero y convertirse en el motor del desarrollo financiero de un país de bajos ingresos y con instituciones incompletas

1. Usted se interesó muy joven por las finanzas rurales, ¿por algún motivo personal?

Por un motivo que tiene que ver con mi origen. Viví en Costa Rica en una época en la cual la banca estaba estatizada. En 1948, los bancos costarricenses fueron estatizados. Se arguyó que la estatización era necesaria para promover la democratización del crédito.  Así, tuve que vivir durante mi juventud todas las inconveniencias de una banca ineficiente y burocrática.

Siendo estudiante en la Universidad de Costa Rica, en algún momento escribí un trabajo que me llevó a identificar una enorme concentración de la cartera de crédito en unas pocas manos. Entonces, el 10% de los deudores de este sistema de banca estatal supuestamente democratizadora tenían el 85% de la cartera de crédito del país. Y me sorprendió esa contradicción entre las intenciones y la realidad: el deseo de democratizar frente a una enorme concentración. En ese trabajo de estudiante llegué a medir que la cartera de crédito era más concentrada que la propiedad de la tierra, más concentrada que la distribución del ingreso. Aprendí entonces una primera lección, que ha sido fundamental en mi trabajo profesional: no bastan las buenas intenciones.

El fenómeno era particularmente agudo en el caso de la cartera agropecuaria, y yo tenía, por razones de un interés en temas de pobreza desde muy joven, especial interés en la población rural, adonde se concentra la pobreza. De todas las carteras, la más concentrada era la agropecuaria. Así nació mi interés por el impacto de las políticas en las finanzas rurales.

2. ¿En qué se diferencian las microfinanzas rurales de las demás? ¿Cuáles son los principales retos? ¿Qué opinión tiene del seguro agrario?

Lo rural tiene dos dimensiones. Tiene una dimensión territorial, que implica largas distancias a un centro urbano, con suficiente aglomeración y tamaño de mercado, y que implica una muy baja densidad y dispersión de la población.  También tiene una dimensión sectorial, que refleja la gran importancia que en lo rural tienen la actividad agropecuaria y, en general, las actividades relacionadas con el uso de recursos naturales.

Estas dos características crean barreras. En primer lugar, la distancia es una barrera tremenda, que eleva los costos de transacciones, que hace difícil llegar a donde están los clientes, que hace difícil conocerlos, porque allá en la distancia cuesta mucho distinguirlos. La distancia hace muy costoso monitorearlos, hace caro visitarlos y poder verificar el resultado de sus proyectos.

En segundo lugar, la población rural es mucho más heterogénea que otras poblaciones. Una fábrica de plásticos se parece muchísimo a otras fábricas de plásticos; un agricultor y otro, aún a doscientos metros de distancia, son tremendamente diferentes… Si se da la vuelta a la curva en el camino, el que está al otro lado de la colina no puede sembrar flores, porque ya el sol no llega en la misma dirección. Entonces, los problemas de información, que son centrales en las finanzas, son mucho más agudos en el caso de las finanzas rurales.

En tercer lugar, el depender de la agricultura significa que se depende mucho de cosas que el agricultor no controla: el clima, la naturaleza, las pestes, los desastres naturales… Y estos eventos tienden a ser sistémicos, afectan a todos los agricultores de una sola zona al mismo tiempo, lo que crea una gran covarianza. Éste es el desafío más grande para una entidad que quiere trabajar en estas zonas; que si algo sale mal, a todos sus clientes les sale mal al mismo tiempo. No se puede diversificar.

Esto hace que se tenga que encontrar una herramienta para hacerle frente a este riesgo sistémico. Esa herramienta es únicamente, hasta donde conocemos por ahora, un seguro para eventos catastróficos, pero ésta es un área del desarrollo de las herramientas financieras todavía en pañales, en donde apenas se está experimentando para aprender qué se podría hacer. Cuando ya exista este tipo de seguro, habrá un enorme progreso en las finanzas rurales.

3. ¿Cuáles considera que son las causas del incremento de la desigualdad, a pesar de la mejora del PIB en los países de América Latina?

Éste es un tema tremendamente complejo, y que posiblemente varíe de un país a otro, pero puedo imaginarme dos entre varios determinantes:

  • La pérdida de calidad y los rezagos de la educación, frente a los avances de la tecnología, la economía de la información, los procesos de generación de valor más complejos, que requieren un capital humano especializado, de alto nivel. Quienes poseen este capital humano (los ingenieros, los diseñadores de sistemas, los que producen software y robótica… ) pueden alcanzar elevados ingresos usando ese capital humano. En contraste, los trabajadores de menor nivel, los trabajadores menos calificados, se han quedado capturados por sistemas de educación deficientes, que no han avanzado con los tiempos y que no les permiten mejorar su productividad y sus salarios. Entonces, los bien educados van mejorando sus ingresos, y los que no tienen educación y no están calificados se quedan ahí donde estaban, y eso va abriendo la brecha, aún entre personas que dependen solamente de su trabajo para generar sus ingresos.
  • A la vez, en algunos países, en muchos países, existen elevadas barreras legales, regulatorias, burocráticas, para pasar de la informalidad a la formalidad. Y éste es un tema que, entre los temas de la revista, puede ser de gran interés: cuánto cuesta sacar una licencia para operar, cuánto cuesta hacer algún trámite, cuáles son las asimetrías que hay entre ser regulado o no, ser formal o ser informal, en cuanto a impuestos, requerimientos y otras cargas. Entonces, mucha gente se queda atrapada en una informalidad de baja productividad, y estas barreras les impiden que su pequeña empresa familiar se convierta en una pequeña empresa de diez-quince empleados, porque todo eso requiere una tramitología espantosa, carísima, que les cierra el paso.

 4. ¿Cuál puede ser el futuro a medio plazo de la industria? ¿Qué rol van a desarrollar los bancos comerciales y las IMF? ¿Cree que es un sector que va a ralentizar su crecimiento?

Lo que está de moda es hablar de inclusión financiera. Yo creo que habría que reconocer varias cosas:

Una, que las microfinanzas como una innovación para crear determinados tipos de servicios financieros, esencialmente para trabajadores por cuenta propia, empresas familiares, pequeñas empresas, etc., son una pero no la única de las maneras como se puede lograr la inclusión financiera.

Una segunda observación es que hay una gran paradoja, al coexistir lugares, por un lado, donde la inclusión financiera es elevada, donde ciertos segmentos de la población, principalmente en las grandes áreas metropolitanas, como Lima, Bogotá, Quito, están más bien sobre-endeudados; y, por otro lado, en los mismos países, otros lugares donde la población está esencialmente excluida. La coexistencia de regímenes es un fenómeno muy típico de países en desarrollo; hay un régimen de sobre-endeudamiento y un régimen de ausencia total de acceso al crédito institucional.

El futuro se encuentra en resolver esta paradoja. Se encuentra, por un lado, en descubrir los mecanismos institucionales, regulatorios, tecnológicos, para reducir la incidencia del sobreendeudamiento;  y, por otro lado, en impulsar una nueva oleada de innovaciones que nos permitan llegar a donde no hay nada todavía. Ahí donde no hay nada todavía, habrá oportunidades importantes de crecimiento.

Tal vez lo triste es que, cuando la tarea no se ha hecho bien, cuando la calidad de la decisión de crédito ha sido baja y se ha sobreendeudado a la gente, lo que se les ofreció fue una inclusión efímera, transitoria, frágil. Y, cuando finalmente se termina con esta situación, estas personas caen en un “hueco negro”, de donde va a ser más difícil salir que desde donde se encontraban inicialmente: están castigados en las centrales de riesgo, han perdido su reputación, es difícil que les presten otra vez.

¿Quiénes harán todas estas labores? Una gama diversa de entidades; hay espacio para diferentes tipos de entidades: hay espacio para bancos, hay espacio para entidades no bancarias de microfinanzas, hay espacio incluso para algunas ONG muy especializadas en ciertos segmentos de la población. Cada uno de ellos podrá operar junto a los otros, porque tendrá ventajas competitivas para operar en unos segmentos del mercado y no en otros y viceversa.

Uno puede imaginarse, sin embargo, que la banca comercial seguirá concentrada en su énfasis corporativo y aprovechará las nuevas tecnologías de información y de comunicaciones para desarrollar servicios transaccionales, principalmente: medios de pago, transferencias de dinero, pago de servicios públicos, etc., a los que también accederán las poblaciones ahora clientes de las entidades de microfinanzas. Al final del día, sin embargo, los bancos que están intentando entrar al sector de las microfinanzas con servicios de crédito van a perder la partida contra las entidades originariamente de microfinanzas, las que han desarrollado las “relaciones” con la clientela.

Porque la historia cuenta. El haber llegado diez años antes significa que se tienen diez años más de aprendizaje, diez años más de conocimiento, diez años más de cercanía con el cliente y de desarrollo de lealtades. Eso no se puede reproducir de la noche a la mañana. Además, los bancos no tienen una cultura corporativa que les permita tener la paciencia de entrar en ese segmento por diez años, a ver si acaso eso funciona. Sino que, u obtienen un resultado inmediato, o lo intentan y no les va tan bien y se salen del segmento. Entonces, yo creo que para el segmento del que estamos hablando (el hogar-empresa, la pequeña empresa propia, la microempresa productiva…), ahí las entidades con un enfoque y una tecnología propia de microfinanzas (basada en relaciones) van a sobrevivir.

Claro que estamos en una nueva etapa de las microfinanzas. Ha habido un quiebre estructural en cuanto a qué es lo que se podría llamar el ritmo de crecimiento natural de este sector. Hubo una primera etapa, que era la etapa de llenar un vacío. Entonces se podía crecer muy rápidamente; pero, en cualquier área de la vida (física, biología, mercados...), el crecimiento exponencial es imposible. Ahora estamos llegando, en esas localidades en donde se ha estado operando (las otras están todavía vacías) a un nuevo régimen de crecimiento más lento, deseablemente más prudente. Para las entidades mayores, las que tienen un ámbito de operación más amplio, las oportunidades de crecimiento van a estar en nuevas regiones, nuevos tipos de clientes, nuevos tipos de productos, en una mayor variedad de circunstancias, más que en tratar de repetir lo mismo en los mismos lugares donde ya están y que ya están saturados.

5. ¿Considera que las IMF deben ganar escala a través de un proceso de consolidación? ¿Dónde especialmente?

La escala importa mucho, porque la escala es fuente de economías de diversos tipos. Permite diluir costos fijos importantes, permite diversificar mejor, permite darle variedad a la cobertura, porque se puede llegar a diferentes lugares, porque permite eludir la vulnerabilidad que significa trabajar en espacios de ámbito limitado. Las entidades muy locales son tremendamente vulnerables a que algo no vaya bien, ya sea un desastre natural, o porque si son productores de café en Oaxaca, el precio internacional del café cae y una cooperativa que tiene sólo productores de café en su cartera no puede sobrevivir.

Entonces la escala importa, tanto como volumen de operaciones para generar economías de escala, como expansión territorial para reducir covarianzas, como volumen de cartera para poder diversificar entre sectores y diversificar entre tamaños de clientes. Además, la escala permite bajar costos, permite reducir riesgos, y eso los favorece a todos. Porque si la presencia de algunos clientes medianos en la cartera permite diluir los costos fijos mejor, las tasas de interés pueden ser más bajas tanto para los medianos como para los pequeños, para quienes no se hubiera podido bajar las tasas si sólo los muy pequeñitos hubieran sido los clientes de esa entidad.

¿Cómo llegar a la escala? Hay muchos caminos. Se puede llegar a la escala a través de fusiones. Yo soy un poco temeroso: poner dos entidades pequeñas malas a formar una entidad más grande que las une no necesariamente las hace buenas. Entonces, las fusiones per se no son una panacea. Pero sí existe la posibilidad, para una entidad que tuviera suficiente capacidad y músculo para transformar una entidad (cuyas debilidades provengan más de su tamaño y de su limitada capacidad de capitalización, de manera que lo que le está haciendo falta es capital), que a través de alguna adquisición, fusión o algo semejante, pueda aprovechar el activo que representa el conocimiento local, el capital humano y social que la entidad más débil tiene. Si bien es posible que, simplemente por ser más grande, porque cuenta con patrimonio suficiente para hacerlo, esa entidad pueda emprender la tarea por sí sola, el conocimiento y capital humano locales representan un activo difícil de reproducir de inmediato. Entonces, son diferentes los caminos que habría que seguir; depende del país, de las entidades y de la estructura del mercado.

Hay dos temas que tal vez debería mencionar. ¿Cómo va a ser este proceso de consolidación del mercado? Depende de cómo es el marco regulatorio: de entrada, de salida, de requerimientos para las entidades. Lo que debiera realmente ocurrir es que el regulador prudencial se dice: “ésta es la estructura de mercado que quiero tener de aquí a cinco años, o que quiero tener de aquí a diez años”. Primero visualiza lo que quiere tener: quiero tener un sistema financiero con entidades robustas, de bajo costo, que llegue a diferentes clientelas, etc. Después se pregunta: ¿qué marco regulatorio debo asumir para conducir al sistema a esta estructura ideal que me he propuesto? No se trata de ir creando regulaciones ad hoc y apagando incendios, sino que el regulador tenga una visión de largo plazo.

Lo que es interesante, porque es una de las cosas que el regulador peruano mencionó en Iquitos y que yo mencioné en mi conferencia en Madrid, es que “a las entidades les falta visión de largo plazo”. Pero, el regulador mismo tiene que tener visión a largo plazo, incluso una visión de más largo plazo, porque él es el que tiene que entender cómo todo el sistema debe evolucionar en el tiempo. Y, en esa visión de largo plazo, yo creo que es más útil para la sociedad que se desarrolle una estructura con un número razonablemente pequeño de entidades robustas, que una con una multitud de entidades frágiles y perecederas. Y eso de un “número razonable” no me preocupa desde un punto de vista de la competencia, porque he aprendido, sobre todo en el mercado financiero, que la competencia es más feroz cuando se da entre cuatro o cinco gigantes que cuando se da entre doscientos enanos. Lo que se requiere es contestabilidad.

 6. ¿Qué tiene de específico el sistema microfinanciero de Bolivia que Usted tan bien conoce?

Bolivia es el ejemplo más claro de cómo las microfinanzas pueden llegar a representar un componente sustancial del sistema financiero y convertirse en el motor del desarrollo financiero de un país de bajos ingresos y con instituciones incompletas. Con frecuencia pensamos en microfinanzas como una herramienta de alivio de pobreza, o algo así, pero Bolivia es un ejemplo de cómo las microfinanzas además importan para el desarrollo financiero del país, para la evolución de la totalidad del sistema financiero.

Entonces, hoy en día la cartera de crédito de las entidades de microfinanzas es bastante más de la tercera parte de la cartera total del sistema financiero boliviano. Las tres cuartas partes, casi las cuatro quintas partes de los clientes de cualquier tipo de institución (banco, mutual, cooperativa…) son clientes de una entidad de microfinanzas. La cartera de crédito de las entidades de microfinanzas se está acercando a representar el 20% del Producto Interno de Bolivia. Estos son datos de cómo las microfinanzas importan como finanzas también, y pueden ser muy importantes en la evolución del sistema financiero.

A esto se llegó a través de una convergencia virtuosa de tres tipos de circunstancias:

  • Un entorno tremendamente innovador y con libertad de mercado, con gran diversidad de entidades (crédito individual, de grupo solidario, de banca comunal), con diversas orientaciones pero con un tremendo énfasis en la innovación, donde se privilegia como innovación central a la calidad de la relación con el cliente;
  • Un proceso regulatorio especializado muy adecuado, que resultó de una amplia conversación y de un proceso dialéctico entre el regulador y los operadores en el mercado donde, por ejemplo, Bancosol proponía que iba a hacer algo diferente y el regulador le decía: “bueno, veamos qué pasa”. El regulador así aprendía, y luego formalizaba la nueva modalidad, y así iban en esa conversación, la realidad un paso adelante, y el regulador refinándola e interactuando con los actores del mercado;
  • Una estructura de gobierno no oportunista donde, a diferencia de los bancos y de las entidades financieras estatales, las entidades de microfinanzas no esperaban ningún favor del gobierno, no tenían ninguna expectativa de que si las iba mal alguien las iba a salvar, no había ninguna posibilidad de bailing out. Y, cuando no había ninguna posibilidad de bailing out, entonces fueron responsables, prudentes, cuidadosas, no fueron oportunistas (como los bancos que llevaron a la crisis mundial). No esperaban nada del gobierno, pero tampoco metió su mano el gobierno nunca (no hasta en el último año). Entonces, éste es un proceso de surgimiento de las microfinanzas como el sector dominante en el sistema financiero, gracias a la ausencia de techos en las tasas de interés, cuotas de cartera, directrices estatales de uno u otro tipo y gracias a un entorno de bajísima inflación y de razonable crecimiento económico.
#

Tal vez debiera decir algo más. ¿Por qué Bolivia es diferente a algunas otras experiencias de microfinanzas? Porque Bolivia fue desde el inicio un gran laboratorio. No hubo alguien que dijese: “las microfinanzas sólo se hacen a la Grameen o no son microfinanzas”. No. Había entidades de crédito individual, había entidades de crédito grupal de responsabilidad solidaria, entidades de banca comunal… todas desde el principio buscando soluciones desde muy diferentes perspectivas y con conexiones a diversos grupos internacionales. Bolivia era la arena donde se libraba la  batalla por encontrar mejores prácticas. Entonces, Acción Internacional (que era madrina de Bancosol), decía: “no, lo que realmente funciona es el grupo solidario”. Y la IPC de Alemania, con Andes Procredit, decía: “no, lo que hay que hacer es crédito individual”. Y Pro Mujer decía: “no, hagamos banca comunal”. Y, ahí en Bolivia, se estaba dando la batalla entre todas estas visiones, a ver cuál era mejor que la otra. Entonces, en ese proceso pusieron todo su esfuerzo en tratar de hacerlo bien, pero también fueron aprendiendo unos de otros y hubo tremendas externalidades, un aprendizaje colectivo, y los funcionarios de una se iban a trabajar con la otra, iban mezclando conocimiento y se iba dando una especie de fertilización cruzada que fue tremendamente beneficiosa. Al final, en Bolivia se desarrollaron las mejores versiones de cada modalidad, con entidades de crédito individual como FIE o de banca comunal como CRECER, que ganan premios internacionales como las mejores en su área.

7. ¿Cuáles serían los puntos fundamentales que debería abordar una legislación microfinanciera propia para un desarrollo sostenible del sector?

El regulador tiene que entender que las microfinanzas son diferentes, pero que la diferencia que importa desde el punto de vista regulatorio no es la de las buenas intenciones, no es que se necesita una regulación diferente porque los clientes son pobres, o porque son mujeres, sino que se necesita una regulación diferente porque es un perfil de riesgo diferente, y porque la metodología de crédito que se usa para analizar ese perfil de riesgo es una metodología de crédito distinta a la de la banca tradicional. Si el regulador no se da cuenta de esa diferencia y trata de aplicarle las mismas normas a la banca tradicional y a las microfinanzas, está tratando a diferentes como si fueran iguales, y eso nunca es eficiente. Entonces, por ahí tiene que comenzar.

En segundo lugar, tiene que entender que los costos para lograr alcanzar a estas poblaciones excluidas hasta este momento son más elevados y tienen otros comportamientos que los costos que tiene la banca comercial, y que en consecuencia no debe interferir en las políticas de fijación de precios, porque las políticas de fijación de precios deben reflejar estas diferencias de costos y deben promover la sustentabilidad de las instituciones. Y también, a la hora de distinguir riesgos, tiene que entender con claridad que el crédito de consumo para asalariados es un perfil de riesgo completamente diferente al del trabajador por cuenta propia, que está en una actividad productiva en vez de retirar un salario, y si le da el mismo trato al consumo y a las microfinanzas, mata a las microfinanzas.

Hay desde luego mucho debate en este momento sobre la necesidad de proteger al cliente, y ahí es claro que si las microfinanzas son el sector con más vocación hacia el cliente, por razones de mínimo respeto tiene que haber transparencia y lealtad con el segmento.

8. ¿Cuál cree que debe ser el papel a jugar por las entidades multilaterales y fondos de responsabilidad social?

Un papel negativo y un papel positivo, o digamos un papel de no hacer. Tal vez lo más importante que tienen que hacer es no desnivelar la cancha. Lo que esto significa es que cuando llega algún donante, alguna entidad, y le da un millón de dólares a una ONG y le dice: “aquí tienes tu millón de dólares para que des crédito a tasas de interés del 2%, y si no te pueden pagar no importa que no recuperes los préstamos y demás”, está permitiendo que sobreviva, que se expanda en el mercado una entidad que va a destruir cultura de pago, que va a distorsionar las nociones de contrato, que va a alterar las estructuras de precios, etc. Entonces, esas intervenciones desnivelan la cancha, y perjudican a los que sí están haciendo las cosas en serio, sí las están haciendo bien. Crean una competencia desleal que es tremendamente dañina en el sector. Muchos donantes, muchos gobiernos tienen estas nociones anticuadas, este paternalismo de financiar entidades que no van a sobrevivir.

Parte del proceso de consolidación del que hablamos hace unos momentos tiene que ver con la necesidad de la salida, la desaparición de algunas entidades de esta naturaleza que no están haciendo bien la tarea, sino que están haciendo daño.

Desde una perspectiva positiva, hay dos cosas que pueden hacer. Una, contribuir a la creación de bienes públicos, y muy fundamentalmente la formación del capital humano para el sector: las becas, los cursos, las pasantías, los intercambios, etc. Y contribuir al desarrollo tecnológico en el sentido de promover planes piloto, diseño de nuevos productos en su parte experimental, etc., para incentivar el cambio tecnológico del sector. En el caso de los fondos de inversión, complementar los recursos de una manera responsable. Y eso lo que significa es que no se trata simplemente de dejar unos fondos patrimoniales ahí, sino asumir responsabilidad por las decisiones del desempeño de esa entidad, y comportarse como un verdadero dueño. No porque alguien dejó el dinero ahí por alguna razón de responsabilidad social o algo así, pero que ni vigila correctamente ni aporta, desde su conocimiento, nuevas perspectivas, otras ideas, profesionalismo, etc., que deberían venir con los fondos.

9. ¿Qué importancia otorga al Gobierno Corporativo para la normalización y transparencia del sector?

El desempeño de una entidad: qué pasa con la amplitud de la cobertura, a quiénes se les llevan los servicios, qué calidad de servicios se ofrecen, con cuánta eficiencia se ofrecen, todo eso depende de las decisiones que toman todos los involucrados: oficiales de crédito, gerentes de agencia, directores regionales, unidad de riesgo, etc. Y esas decisiones no se toman en el vacío, sino que se toman en respuesta a una estructura de incentivos, que dice qué consecuencias tendrá para mí, para los demás, para la misión que andamos buscando, el que yo me comporte de manera A o de manera B.

El papel central del Gobierno Corporativo es definir y precisar con claridad y de una manera apropiada esa estructura de incentivos. Algunos de esos incentivos van a ser monetarios, otros no, como la posibilidad de crecer profesionalmente, la estabilidad en el trabajo, el que a las personas se les ofrezcan tareas que les resulten estimulantes, etc. Toda una serie de cuestiones, donde hacer bien las cosas es recompensado, y hacer mal las cosas es castigado de alguna manera, pero está claro cómo eso se va a hacer. Y ese diseño de incentivos no es una tarea trivial, porque hay que entender con claridad qué es lo que mueve a la gente, qué es lo que la motiva para hacer las cosas bien.

10. Como Patrono de nuestra Fundación, y gran conocedor de las Instituciones Microfinancieras que forman nuestro grupo, ¿cuál considera que es el rasgo que nos diferencia al Grupo Microfinanzas BBVA del resto de grupos o del resto de Instituciones Microfinancieras que hay actualmente en el mundo?

Yo creo que nos diferencian dos insumos en el proceso y, en consecuencia de eso, los resultados. Uno, la calidad humana integral del personal de la Fundación, tanto la Fundación en Madrid como en cada una de las Entidades. Yo voy a República Dominicana, voy a Colombia, voy a Perú, voy a Chile, y me asombra cómo la gente que hay allí es especial; tiene una calidad humana integral. Me impresionan no sólo sus habilidades y destrezas profesionales, sino su compromiso, su carisma; hay una abundancia de carisma en la Fundación. Y dos, desde luego, se diferencia en haber encontrado una fórmula para complementar conocimiento local, experiencia, reputación, en un ambiente particular, con las cosas que son más difíciles de adquirir cuando no se tiene escala: sistemas, mecanismos de control, herramientas, etc., que provienen de la experiencia de la sede. Entonces, con las tremendas dificultades que eso de todas maneras implica, se ha ido logrando una buena complementación de estas dos facetas.

La consecuencia de eso ha sido lograr una rápida expansión, una presencia reconocida y prestigiosa en los lugares donde se está operando, y el ir ofreciendo a la clientela una perspectiva de calidad de servicio hacia el futuro, una noción de que entrar en una relación con nuestras entidades no es un ejercicio transitorio sino que es algo que tiene perspectivas de futuro, un poco darle a nuestros clientes una sólida perspectiva de futuro con las entidades de la Fundación. Otras entidades tienen algo de esto, pero como conjunto, con presencia en América Latina es el grupo que más tiene de esto en este momento.

11.   Ha publicado multitud de documentos, informes y libros. ¿Cuál le apetecería escribir ahora?

Hay un tema que, desde luego, se aplica a las finanzas, pero que se aplica a la política económica en general, y se aplica incluso a la vida de las personas, que es, por un lado, la importancia de la Historia y, sin embargo, la dificultad que tenemos de aprender de la Historia, y entonces cómo repetidamente volvemos a cometer los mismos errores.

Los gobiernos de América Latina tenían techos a las tasas de interés, cuotas de cartera, procesos inflacionarios, y otras formas de represión financiera, que llegaron hasta finales de la década de los 70. Las consecuencias fueron desastrosas e inevitablemente, se cambió de sistema, dejando respirar al mercado, pero tres décadas después todo el mundo se ha olvidado de las lecciones aprendidas y están tratando de hacer lo mismo de antes, reprimiendo otra vez. Y así, ¿por qué no aprenden, en particular, los hacedores de política, las lecciones de la Historia? Me gustaría ilustrar eso con algunos ejemplos de las finanzas y de las microfinanzas.

12.   ¿Cuál es el momento más agradable de su día?

El atardecer. Es un momento que tiene dos dimensiones. Primero, me encantan los atardeceres porque combinan una paleta de colores con una sensación de paz y de serenidad. Es un momento cada día en que uno dice: qué bien, un día más he hecho cosas, he abrazado a alguien, he extendido una mano.

13.   Díganos algo que le guste mucho aparte de estudiar y de escribir.

Me gustan muchísimas cosas, pero hay dos cosas en las que soy muy apasionado. Me encanta la naturaleza, y cuando tengo tiempo y oportunidad hago caminatas por la montaña, por la playa, simplemente para caminar y observar la naturaleza. Pero también soy apasionado por el arte, me encanta la música de todo tipo, visito museos, tengo un vicio por el cine.

14.   ¿Se lleva bien con los abogados? ¿Tiene alguna anécdota que contarnos?

Tengo una sorpresa: soy abogado. Fueron abogados mi abuelo y mi padre, y desde muy niño me sentaba al lado de mi padre a discutir sus casos, que me contara de los juicios que estaba llevando, de los contratos que había hecho… Ya más joven le ayudaba a pasar documentos, qué sé yo, a escribir escrituras en un protocolo o lo que sea.

Estudié derecho, y cuando terminé obtuve una beca del British Council para ir a hacer mi Maestría en Economía a Londres, y de ahí en adelante no regresé al ejercicio profesional de la Abogacía, pero mi formación como abogado ha sido utilísima para aprender a debatir, para organizar argumentos, para tener estructura lógica a la hora de pensar sobre las cosas… Entonces, soy muy feliz de ser un abogado que no practica pero que tiene esa formación.

15.   Si no hubiera sido profesor, investigador y escritor, ¿qué le hubiera gustado ser?

Quería ser de todo, pero bueno, si hay que escoger algo: arquitecto. Habría querido ser arquitecto, un arquitecto que hubiera tenido una gran habilidad para encontrar equilibrios entre la naturaleza y lo humano, que pudiera diseñar espacios donde los humanos y la naturaleza se encontraran muy armoniosamente.

16.   Una última confesión, díganos algo que todavía no ha hecho y que le gustaría hacer.

Escribir una novela que no tuviera que ver nada con Economía.

¿Sobre qué tema? ¿Una comedia? ¿Un drama? ¿Actual? ¿Histórica?

La novela sobre la multiplicidad y complejidad de las relaciones humanas, una novela en la que los personajes tienen más de una relación y todas son muy complejas.

17.   ¿Qué personaje histórico le hubiera gustado conocer?  ¿O actual? ¿Qué le diría?

Puedo mencionar tres, por diferentes razones y a diferentes niveles:

  • Jesús. Independientemente de su condición divina, por haber sido el ser humano que más transformó la manera como unos seres humanos nos vemos a los otros.
  • Leonardo da Vinci. Por su tremenda imaginación, capacidad de imaginarse múltiples mundos.
  • Nelson Mandela. Es un ejemplo contemporáneo, reciente, del poder del perdón.