“Nuestras emprendedoras ahorran un 35% más pese a que ingresan un 25% menos que los hombres”, Laura Fernández Lord, responsable de Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer de la FMBBVA.
Estos y otros datos que hablan de la brecha económica que separa a hombres y mujeres, los ha contado la responsable de Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), Laura Fernández Lord, en el Panel de Alto Nivel de América Latina y el Caribe que sobre esta cuestión ha organizado Naciones Unidas en Costa Rica, y a la que la fundación ha sido invitada a participar.
Un encuentro en el que expertos de varios países e instituciones han pretendido plantarle cara y ofrecer soluciones a una realidad que continúa mostrando cifras que siguen lejos de cerrar esa brecha. A escala mundial casi la mitad de las mujeres en edad de trabajar no accede a un empleo (frente a menos de un cuarto de los hombres) y los empleos a los que acceden tienen salarios en promedio un 24% inferiores a los de los varones y la mayoría son en la informalidad. Entre las causas está la falta de educación y la sobrecarga en el cuidado del hogar (al que dedican de media de 2,5 veces más tiempo que los hombres).
Por ello, para muchas mujeres el emprendimiento es una de las pocas alternativas que tienen de generar ingresos por sí mismas (un tercio de las mujeres no tiene ningún ingreso) y que les permite seguir ocupándose a la vez del cuidado del hogar y de los hijos. El perfil típico de estas emprendedoras es una mujer pobre, rural, sin estudios, con hijos a su cargo que se dedica a actividades de baja productividad.
Como señala el Banco Mundial, la desigualdad de género también está presente en el acceso al sistema financiero: «En 2014 sólo el 58% de las mujeres en el mundo tenían una cuenta corriente, frente a un 65% de hombres». Una realidad que hace que las declaraciones de la Secretaria General Iberoamericana, que también ha participado en la reunión, tengan más fuerza si cabe: «La respuesta para buscar un crecimiento económico más rápido y sostenible está en la inclusión económica de la mujer», ha manifestado Rebeca Grynspan.
América Latina y el Caribe es la única región en la que se ha hecho un estudio de los hogares más pobres, a lo largo del tiempo, según su composición de género. Algunas de sus conclusiones hacen que la señal de alarma siga encendida: «hay más mujeres que hombres viviendo por debajo de la línea de la pobreza y la proporción ha aumentado desde 1997», señala el informe de ONU Mujeres El progreso de las mujeres en el mundo 2015-2016. Esta brecha es mucho mayor para las que encabezan familias monoparentales (separadas, viudas o madres solteras) con dependientes, una realidad creciente en América Latina.
La importancia del papel de la mujer en la economía y como actor fundamental en la disminución de la pobreza hacen que la mayoría de las personas vulnerables a las que apoya con créditos productivos la FMBBVA, sean mujeres, un 61%. Laura Fernández Lord ha insistido en que el progreso de estas mujeres es superior al de los emprendedores varones atendidos por esta entidad sin ánimo de lucro, especializada en promover el desarrollo económico y social sostenible e inclusivo de los desfavorecidos: «Sus ingresos aumentan de media un 19,9% frente al 11,4% de los hombres y sus activos crecen un 31,8% anual frente a un 27,4% de los varones». Además explicó las principales líneas de la apuesta de la entidad por la tecnología como herramienta para facilitar el acceso de las mujeres al sistema financiero y colaborar a que la pobreza empiece a dejar de tener rostro de mujer.