La trashumancia, a la que se dedican algunos emprendedores de la FMBBVA, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad

3 enero 2024
Fondo Esperanza

El 2023 acabó reconociendo como patrimonio cultural de la humanidad,  una práctica de siempre, la trashumancia, que consiste en el desplazamiento estacional de rebaño que ha originado en distintas partes del mundo, un rico patrimonio cultural y etnográfico, reflejado en fiestas y tradiciones, en la toponimia, la gastronomía y la arquitectura relacionada con esta actividad, según la UNESCO.

España, a fecha de hoy, cuenta con 125.000 kilómetros de vías pecuarias que ponen de manifiesto que la trashumancia es una práctica extendida por todas las comunidades autónomas. Sin embargo, dicha práctica no solo es habitual en el sector agropecuario español sino que también se extiende a otros países  como por ejemplo, Chile, al otro lado del océano Atlántico a más de 10 mil kilómetros de España, en donde vive la emprendedora Stephany Araya.

Stephany Araya Maluenda, es una de las personas a las que apoya  Fondo Esperanza, la entidad chilena de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA). Tiene dos hijos, una niña de diez años y un niño de ocho. Vive en la comunidad del Higueral de Punitaqui, en donde desde hace diez años cría cabras para la venta de quesos, leche y carne: “Empecé con poquitos animales: de 9 a 12 con los que generaba 1 kilo de queso», recuerda Stephany. Poco a poco y con mucho esfuerzo esta emprendedora ha ampliado su negocio y a día de hoy cuenta con  30 cabras   que le permiten comercializar alrededor de  6 kilos de queso .

Stephany  vive en una región en la que la trashumancia ha perdurado como símbolo identitario de la ganadería y la vida agrícola de la zona. Alquila parcelas de terreno por temporadas en donde sus cabras encuentran alimento y viven en las condiciones ambientales más adecuadas para su crianza.  A pesar de que tiene una jornada laboral larga que inicia a primera hora de la mañana, afirma que le gusta trabajar en el campo cerca de su comunidad pues le permite disfrutar más  tiempo junto a su familia: “Lo que me gusta es que soy mi propia jefa, hago mis horarios y trabajar a mi ritmo me ayuda mucho porque tengo más tiempo para estar con mis hijos” señala.

Un apoyo integral

Stephany forma parte del banco comunal “Fuerza del Sol”, de la entidad chilena de la FMBBVA,  desde hace cinco años. A través de pequeños créditos ha podido costear pastos, maíz y estructuras para los corrales de sus cabras. Además, los cursos y programas de capacitación, que le ha brindado Fondo Esperanza, le han ayudado a  organizar mejor sus ingresos y gastos.  Asegura que ser parte de un banco comunal y recibir el apoyo de sus compañeras le ha dado la fuerza necesaria para seguir luchando por sus sueños: “Gracias a  Fondo Esperanza he conocido otras  historias de  mujeres emprendedoras. El apoyo grupal, ayuda mucho a fortalecer la confianza en uno mismo”, dice.

El acceso a recursos económicos, la capacitación y tener manos amigas que la apoyen ha sido la fórmula perfecta para sacar adelante su negocio.  Gracias al “boca a boca” y a comercializar sus productos por WhatsApp e Instagram esta emprendedora mantiene a sus dos hijos para los que desea ser un ejemplo de esfuerzo y determinación: “Me encantaría que mis hijos fueran profesionales, que sepan que solo con esfuerzo se logran las cosas, que las cosas cuestan pero que todo esfuerzo tiene una recompensa”, concluye.