La situación económica y social desencadenada por la pandemia no es una crisis financiera típica y sus efectos a largo plazo son difíciles de medir mientras el COVID-19 siga siendo un problema. Sin embargo, esta situación ha traído también oportunidades de inclusión financiera y una mayor demanda de soluciones de banca móvil.
Sin duda, todo un reto para el sector microfinanciero que ha conseguido compensar la crisis ralentizando o congelando temporalmente los préstamos, ampliando los periodos de gracia y reestructurando los créditos pendientes.
La situación fue inicialmente muy delicada con las restricciones a la movilidad, porque la gestión de las microfinanzas depende en gran medida de las transacciones en persona, especialmente al atender a emprendedores en vulnerabilidad con una conectividad limitada, pero se pudo afrontar gracias a los esfuerzos en digitalización realizados durante los últimos años.
Con este escenario, se ha celebrado el decimoséptimo Foro Global de Microfinanzas, para debatir cómo hacer frente a la nueva realidad impuesta por el COVID-19. En las jornadas han intervenido más de 28 expertos del sector, entre ellos Stephanie Garcia Van Gool, directora de Medición de Impacto de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), y la responsable de Alianzas con Organismos Internacionales, Teresa Burelli, para compartir experiencias sobre el terreno, estrategias de transformación digital y pronósticos para el futuro de las microfinanzas.
El impacto de la pandemia en los microemprendedores
En el panel ¿Qué significa ser un microemprendedor hoy en día? La pandemia y sus complicaciones para los clientes de MF, Stephanie García Van Gool ha explicado cómo las entidades de la FMBBVA han acompañado a los emprendedores en el último año.
Gracias a las más de 17.000 encuestas realizadas durante 2020, la FMBBVA ha podido entender mejor la situación en la que se encuentran las personas con pequeños negocios en Latinoamérica. El 73% de los emprendedores de la FMBBVA cuentan con menos ingresos y, en los últimos ocho meses, el 37% los ha reducido a la mitad.
“Todo este conocimiento nos ha permitido adaptar políticas, revisar prioridades y poner en práctica medidas, desde sanitarias hasta facilidades digitales”, ha señalado García Van Gool, para quien en este momento la labor de la Fundación “es más necesaria que nunca para apoyar la recuperación de los segmentos vulnerables”.
Por eso ha destacado la necesidad de “adaptarnos a los retos de este nuevo entorno, y convertirlos en oportunidades, como han hecho también nuestros emprendedores, que han demostrado flexibilidad y perseverancia para seguir adelante durante todos estos meses, reinventándose en muchos casos, con esfuerzos dignos de elogio y admiración”.
Por su parte, Teresa Burelli ha participado en el encuentro para dar a conocer los programas e iniciativas que la Fundación tiene en marcha para atender a migrantes y refugiados.
La situación de migrantes y refugiados
El panorama migratorio en América Latina y el Caribe ha cambiado rápidamente en la última década, con grandes flujos de movimientos internos y también entre países: la movilidad intrarregional está estimada en más de 40 millones de personas, y la situación ha empeorado en los últimos meses. Aunque por un lado la pandemia ha reducido la movilidad de las personas, también ha incrementado las desigualdades.
Existen distintos perfiles de migrantes, y la FMBBVA presta especial atención a esta población ya que ha observado brechas significativas en el acceso al mercado laboral formal, la protección social y a los servicios financieros en los países de destino.
Muchos trabajadores migrantes se desempeñan en condiciones laborales precarias, con salarios bajos y sin seguridad social. Frente a esta realidad, la inclusión financiera es un instrumento fundamental y efectivo para la incorporación de estas personas al sistema financiero, así como para mejorar sus condiciones de vida.
Es el caso de Judith Mendoza, una colombiana que tuvo que huir del país con sus padres y hermanos en 2002 y por necesidad, decidió emprender un negocio de comidas preparadas para apoyar a su familia. A través de la Cruz Roja de Panamá y ACNUR, conoció a Microserfin y en 2018 recibió su primer crédito para comprar una nevera nueva y con el segundo crédito otorgado en enero 2020, se compró un estufa con horno. Gracias a ello, Judith ha aumentado su producción de comida y venta.
Teresa Burelli ha explicado la labor de las entidades microfinancieras de la FMBBVA en Colombia (Bancamía), Perú (Financiera Confianza) y Panamá (Microserfin), ya que durante el pasado año “atendieron a migrantes y refugiados a través de programas e iniciativas especializadas que han ido ampliándose por la creciente necesidad de estos segmentos. Estos programas están diseñados acorde a la regulación de cada país, adaptando los productos y servicios a las necesidades de las personas a las que van dirigidos.”
Judith Mendoza, refugiada de Colombia en Panamá, emprendedora de alimentos, aretes y ropa tejida
Durante 2021 se prevé que el movimiento migratorio aumente en los países en los que trabaja la FMBBVA, por lo que Burelli ha destacado su compromiso: “El reto que tenemos por delante es ofrecer productos y servicios que fomenten la integración socioeconómica y la cohesión social de estas poblaciones para que se conviertan en motores económicos en sus países de arraigo”.
Después de dos días de debates y conversaciones enriquecedoras queda claro que el sector de las microfinanzas ha demostrado su fortaleza en los momentos más complicados. Al igual que los emprendedores se han visto forzados a adaptarse para sobrevivir y seguir progresando, el sector tiene que emular esta misma fuerza de superación. La FMBBVA ha comprobado la efectividad de su metodología, las Finanzas Productivas, en la resiliencia de los emprendedores y en su propia actividad, que le ha permitido afrontar la situación aportando soluciones y seguir apoyando a los que más lo necesitan.