El difícil camino de las mujeres rurales

  • Garantizar el acceso de las mujeres rurales a recursos productivos empodera a las mujeres y contribuye a reducir el hambre y la pobreza en el mundo, según Naciones Unidas.
  • Más de 140.000 emprendedoras rurales vulnerables en América Latina reciben crédito de la Fundación Microfinanzas BBVA para mejorar su vida y la de sus familias. El 59% se dedica al comercio al por menor y el 25% a actividades agropecuarias.

Las mujeres llevan el peso del hogar e invierten muchas más horas en el cuidado de la familia que los varones. Lo que se traduce en horas de trabajo no remuneradas, mayores tasas de desempleo, menores salarios por el mismo trabajo y, además, cuando emprenden les cuesta más acceder a servicios financieros.

Esta realidad se convierte en dramática para las mujeres más pobres. Según señalaba la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su informe Panorama Social de América Latina 2015, “son justamente las mujeres más pobres quienes tienen más dificultad de insertarse en los mercados de trabajo, lo que constituye un obstáculo clave para que superen la pobreza”.

El Día Internacional de las Mujeres Rurales se conmemora desde 2008 y fue establecido por la Asamblea General de la ONU, que afirma que “teniendo en cuenta que el 76% de la población que vive en la extrema pobreza se encuentra en zonas rurales, garantizar el acceso de las mujeres rurales a recursos productivos empodera a las mujeres y contribuye a reducir el hambre y la pobreza en el mundo”.

La Fundación Microfinanzas BBVA apoya a emprendedoras rurales de América Latina, región en la que cuenta con un grupo de entidades microfinancieras y atiende globalmente a 1,8 millones de personas vulnerables. Esta entidad sin ánimo de lucro utiliza un modelo de atención personalizada que acerca al hogar/empresa de los emprendedores servicios financieros (crédito, seguros, ahorro, etc.) y capacitación para el crecimiento de sus negocios.

El 60% de los clientes a los que otorga créditos son mujeres y el 27% de ellas, 141.353, vive en zonas rurales. La mayoría se dedica al comercio al por menor y solo el 25% trabaja en actividades agropecuarias, frente a un 46% de los hombres. A pesar de su mayor vulnerabilidad progresan más: sus ventas crecen un 26% anual frente al 22% de las clientas urbanas.