Del campo colombiano a la sierra madrileña, en busca de la cabra perfecta

No ha pasado mucho tiempo desde que la historia de Astrid Orjuela trascendiera como ejemplo de superación y de esfuerzo. Esta mujer, que dejó su vida en Bogotá para mudarse al campo, lleva más de 20 años dedicada a la cría de cabras. Entonces, su sueño era, y sigue siendo, crear un centro tecnológico de recogida de semen de macho cabrío para mejorar las razas.

Un objetivo que cada día está más cerca y un camino que la ha llevado a cruzar el Atlántico para visitar una granja en la sierra de Madrid, donde ha conocido cómo trabajan y ha podido intercambiar experiencias y métodos de trabajo con expertos españoles.

Hoy el periódico español El Mundo retoma su historia y cuenta cómo ha progresado con el apoyo de Bancamía, la entidad colombiana de la Fundación.

El milagro de la cabra colombiana
El Mundo