Cuatro de las cinco entidades de la FMBBVA lideran iniciativas para atender a refugiados y migrantes

20 junio 2022

No es fácil partir de cero y empezar una nueva vida. Esa es la situación a la que se ven obligadas muchas personas que, por motivos políticos, sociales o personales, tienen que salir de su país de origen rumbo a un destino incierto. Tanto refugiados como migrantes y desplazados.

Naciones unidas celebra, cada 20 de junio, el Día Mundial del refugiado, «para enaltecer la fuerza y ​​el coraje de las personas que se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de conflictos o persecuciones».

Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), refugiados son personas que huyen de conflictos armados o persecución. Su situación está regulada por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 de Naciones Unidas y su Protocolo de 1967, que define el término ‘refugiado’ y establece cuáles son sus derechos y las obligaciones de los Estados para su protección.

Aunque la causa de dejar su arraigo no sea la misma, los migrantes son las personas que eligen trasladarse no a causa de una amenaza directa, sino principalmente para mejorar sus vidas, en busca de trabajo, educación o reunificación familiar, entre otras razones. A diferencia de los refugiados, quienes no pueden volver a su país de forma segura, los migrantes continúan recibiendo la protección de su gobierno.

Venezuela ha sido, en los últimos años, el país que ha propiciado una de las mayores crisis de desplazados del mundo, forzando a más de 6 millones de personas a huir del país, la mayoría a otros países de América Latina y el Caribe, siendo Colombia y Perú los que han acogido a más personas.

En la actualidad hay 27,1 millones de refugiados en el mundo —el número más alto registrado— como resultado de la persecución, los conflictos, la violencia o las violaciones de los derechos humanos, según informa el Banco Mundial.

Los emprendedores no tienen fronteras

Respondiendo a uno de los ejes estratégicos centrales de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), la inclusión social, cuatro de sus cinco entidades microfinancieras están liderando iniciativas para atender a estos colectivos.

En Chile, Fondo Esperanza ha firmado un acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) para dar acceso a microcréditos y educación financiera a migrantes y refugiados a través de un banco comunal que han formado en colaboración con el programa STGO Cocina.

Con acceso a formación, asesorías personalizadas en ventas y el uso de una cocina comunitaria que cumple con los estándares de calidad indicados por el Ministerio de Salud para la elaboración de diversos productos dan apoyo a refugiados, migrantes y también chilenos.

La FMBBVA atendió a más de 79.000 migrantes, desplazados y refugiados en 2021

“Nos complace la incorporación de Fondo Esperanza a este programa, porque es un referente nacional en el ámbito del apoyo integral a emprendedoras. Este acceso a microcréditos permitirá que los emprendimientos de las personas beneficiadas sean sostenibles y proyectables a futuro, y, además, les permitirá seguir elevando los estándares de calidad de sus productos”, según ha comentado la responsable de la Oficina de ACNUR en Chile, Rebeca Cenalmor-Rejas.

A día de hoy, Fondo Esperanza ha apoyado a casi 800 emprendedoras migrantes a través de distintas iniciativas.

La relación entre la FMBBVA y ACNUR comenzó hace ya 14 años. Microserfin, su entidad en Panamá, lleva desde 2008 colaborando con ACNUR para atender a refugiados. A diferencia del programa de Chile, en Panamá el emprendedor debe tener estatus de refugiado y recibir una referencia de Cruz Roja. Al cierre de marzo de 2022 se han otorgado 328 operaciones.

Un ejemplo es Shirley Mosquera, que huyó de Colombia con sus dos hijos menores, por la violencia entre bandas criminales que ponían en peligro su vida y la de su familia. Los tres primeros años fueron muy difíciles, pero en el camino encontró el apoyo de Microserfin, Cruz Roja y ACNUR, que la ayudaron a levantarse y encontrar estabilidad a través del emprendimiento en el nuevo país de acogida.

Shirley Mosquera, emprendedora colombiana y refugiada en Panamá (FMBBVA)

Shirley Mosquera, emprendedora colombiana y refugiada en Panamá (FMBBVA)

Ahora, además de su tienda, tiene otros proyectos en marcha como unas bebidas naturales de arroz, avena y otros ingredientes especiales que hoy vende en la escuela cercana. Además, desde hace poco, se animó a comenzar su tercer emprendimiento: personalizar sillas de madera para los cumpleaños temáticos de los niños de su comunidad.

A Shirley aún le quedan algunos sueños por cumplir, pero reconoce sus logros, “cuando miro hacia atrás, recuerdo que antes nos sacaban de los lugares donde vivíamos porque no podíamos pagar y ahora quizás no estoy en el lugar  donde quisiera, pero sí tengo una posición estable, mis hijos pueden comer lo que quieran, puedo pagarles su escuela y hasta tengo a mi hijo más grande en una escuela de básquetbol, eso me da satisfacción como madre. Y yo incluso estoy haciendo las cosas que quiero hacer, ya me veo como una empresaria con mi propio negocio, manejo mi tiempo y mis recursos”, comenta.

Historias como la de Shirley, o de los más de 79.531 migrantes, desplazados y refugiados que ha atendido la FMBBVA en 2021, demuestran que dando la oportunidad y el acceso a productos y servicios financieros, estas personas consiguen crear una nueva vida utilizando su empuje, disciplina y creatividad. Como ha señalado Yéssica Campos, subgerente de Fondo Esperanza, “el emprendedor no tiene fronteras, sino que los une el mismo ímpetu para salir adelante”.