Fondo Esperanza a través de su iniciativa Emprendimientos Amigables con el Medioambiente , ha reconocido a los emprendedores que desarrollan actividades que impactan de forma positiva en el medioambiente y sus comunidades.
Un emprendimiento amigable con el medioambiente es aquel que en su proceso de producción utiliza elementos que no hacen daño al entorno, como desechos, ropa usada, materiales reciclados; o bien que utiliza energías limpias; o que son un aporte para su entorno, como huertos comunitarios, zonas de compostaje, espacios de reciclaje, actividades de educación medioambiental; o emprendimientos que venden o distribuyen productos que no contaminan el aire, el agua o la tierra o cuyos envases son biodegradables.
Esta iniciativa se extendió a las 51 oficinas de la entidad, quienes fueron las encargadas de seleccionar a los tres emprendedores con los negocios más destacados por su impacto positivo en el medioambiente. Los ganadores recibieron un certificado con un Sello de Emprendimiento Verde del Año.
Una de las ganadoras fue Paola Pacheco, de la oficina Valdivia, ella es recicladora, y siempre ha estado involucrada con el cuidado del medioambiente, comenta “Mis padres reciclan PET (material que puede ser reciclado múltiples veces) y aluminio desde que era niña. Como familia, hemos transformado este tema en nuestro emprendimiento y nos hemos visto beneficiados con ello”. A partir de la pandemia, ella vio una oportunidad en el reciclaje de aceite comestible ya utilizado. Vecinos y conocidos le entregan el aceite que utilizan en sus casas y ella lo envía a plantas que lo transforman en combustible. Es tanto el aceite que recolecta, que la planta de biodiésel ha llegado a producir 900 litros con una sola entrega.
En la oficina de Talca, María Angélica Ñancupil, fue reconocida por su emprendimiento de elaboración y venta de jabones, cremas a base de leche de cabra, aceites naturales y de hierbas. Un negocio que comenzó para no perder la leche de sus cabras. María dice que “La única alternativa era vender la misma leche o queso de cabra, pero obtener la resolución sanitaria es muy difícil. Buscando cómo aprovechar la leche de mis animales, me uní a un grupo que había comenzado a capacitarse en la producción de jabones”, y agrega, “hoy tengo más de 30 cabras y produzco más de 300 jabones al mes”.
Otra de las ganadoras fue Adriana Gavilán de Tubul en Arauco, es mariscadora y se dedica a la venta de los productos del mar que recolecta. Fue reconocida, gracias a que se unió al grupo Caltubul, grupo que implementó la primera planta de procesamiento de carbonato de calcio de la zona. El carbonato de calcio se obtiene del triturado de las conchas y se utiliza como fertilizante en la producción agrícola, en la industria farmacéutica y en la elaboración de pinturas, entre otras cosas.
Esta iniciativa ha permitido disminuir la contaminación de basura y olores en Tubul y sus alrededores, y revalorizar un producto que anteriormente se consideraba desecho para la localidad. Para Adriana, ha significado ampliar y diversificar su negocio con una entrada adicional, y el pertenecer al grupo Caltubul la hace merecedora del reconocimiento por el emprendimiento más amigable con el medioambiente..
Junto a ellas, otros 48 emprendimientos fueron ganadores, fortaleciendo la importancia de tener un impacto positivo en el medioambiente, no solo por los efectos ya conocidos para el planeta, sino porque en el emprendimiento verde hay una oportunidad de desarrollo y porque el cambio climático es una fuente importante en el aumento de las brechas sociales de los más vulnerables.