entrevista

María Teresa Morales, directora de Operaciones en Hábitat para la Humanidad América Latina y el Caribe

En la actualidad, María Teresa Morales lidera actividades de investigación, diseño e implementación de programas y proyectos en la región. Anteriormente, como directora del Centro Terwilliger de Innovación en Vivienda (CTIV) de Hábitat para la Humanidad Internacional América Latina y el Caribe (HPHI ALC), lideró iniciativas de sistemas de mercado y el programa de microfinanzas para vivienda orientadas a expandir la oferta de servicios y productos de vivienda para familias de bajos ingresos. Ha participado como panelista y facilitadora en más de 15 foros mundiales relacionados con microfinanzas. Cuenta con una Maestría en Administración de Tecnología de la Universidad de Maryland.

"El reconocimiento de una vivienda adecuada como un derecho humano implica generar respuestas que aseguren la inclusión y no discriminación de las personas en situación de vulnerabilidad"

  • Muchas personas tienen dónde vivir, pero no tienen la propiedad legal de la tierra, espacio suficiente para vivir dignamente ni acceso a servicios básicos como la salud, el agua potable, alcantarillado. Es lo que se denomina “déficit de viviendas”. ¿En qué medida las microfinanzas pueden impactar en disminuir ese “déficit” de viviendas en América Latina?

Según las Naciones Unidas más de 1.600 millones de personas alrededor del mundo (25 % de la población mundial) habitan en viviendas carentes de condiciones adecuadas y requieren mejoras (déficit cualitativo). Específicamente en América Latina y el Caribe (ALC) el déficit de vivienda afecta casi al 40 % de la población total. La OMS ha revelado que más de 106 millones de personas carecen de servicios de saneamiento adecuados y la OPS informa que unos 16 millones de personas defecan al aire libre.

La CAF estima que más del 60 % del agua segura se desperdicia por las fugas de las redes de distribución y datos del PNUD informan que cerca del 80 % de las aguas residuales de residencias e industrias no reciben tratamiento. En cuanto a la tenencia de la tierra, ONU-Habitat ha llamado la atención al estimar que el 70 % de la población de la región latinoamericana vive bajo condiciones de tenencia insegura (Agustinus, 2015) y se estima que 100 millones de personas en la región carecen de una vivienda completa, lo que representa 22,5 millones de hogares.

Desde Hábitat para la Humanidad tenemos claro que la necesidad de mejoramiento de vivienda en América Latina y el Caribe es significativamente superior a la necesidad de vivienda completa. Nuestros estudios indican que el limitado acceso a programas de mejoramiento subsidiados acompañados con servicios técnicos ha generado que las familias de bajos ingresos pertenecientes al sector de la economía informal, desarrollen sus mejoramientos de manera progresiva, sin asesoría técnica adecuada y se financien con ahorros o recurren a las instituciones de microfinanzas, cooperativas, uniones de crédito y prestamistas de la comunidad; este proceso les puede tomar hasta 30 años.

Estas familias de bajos ingresos requieren más que de un producto financiero para lograr su objetivo de mejoramiento. Es así como las Microfinanzas para Vivienda cobran relevancia para lograr un impacto en la disminución del déficit de vivienda. Estas microfinanzas consideran en su metodología el diseño de productos financieros y no financieros centrados en las necesidades, preferencias y capacidades de las propias familias. Se caracterizan por ofrecer un producto financiero accesible, con servicios no financieros complementarios, que facilitan la optimización de los recursos financieros y una mayor calidad de los procesos de construcción al ofrecer a las familias información técnica clave, o servicios de asesoría técnica que acompañan el proceso progresivo, lo que facilita el logro del sueño familiar.

En el sector de la construcción progresiva, la población de bajos ingresos es atractiva y permanece constante, movilizando alrededor de US$57 millones anuales. Sin embargo, estas familias en la actualidad se enfrentan a una escasa oferta de productos y servicios financieros y no financieros alineados a sus necesidades. Esto representa una oportunidad para los actores del mercado. La mayor demanda de estas familias se enfoca en terreno, infraestructura, financiamiento adecuado, insumos básicos de construcción y debe considerarse la lentitud en la progresividad del proceso constructivo, viciado muchas veces por no contar con la propiedad legal del terreno, acceso limitado o nulo a servicios básicos, malas prácticas constructivas e ingresos familiares insuficientes.

  • Para afrontar los nuevos retos de la COVID-19 ¿han puesto en marcha alguna iniciativa específica al respecto? / ¿Cómo ha impactado la pandemia en las acciones y programas llevados a cabo en la Organización?

Durante la pandemia, la vivienda se convirtió en la primera línea de defensa de las familias. Es el refugio para cuidar la salud y evitar la propagación del virus en las comunidades; pero ese refugio seguro no es la realidad de más de 1.600 millones de personas en el mundo.

Conscientes de ello, desde marzo del 2020 en Hábitat para la Humanidad comenzamos un incansable trabajo en respuesta a la emergencia sanitaria, motivados por nuestra visión de tener un mundo donde cada persona tenga un lugar digno dónde vivir, desde donde pueda contener la transmisión del COVID-19 y no sea obligado a abandonar su hogar debido a las dificultades económicas causadas por la pandemia.

Para ello lanzamos la campaña global Viviendas, Comunidades + Esperanza, con la que aún brindamos a las familias con hogares vulnerables las herramientas necesarias para poder cuidarse del coronavirus desde su casa. Lo hacemos por medio de kits de higiene y primera necesidad, instalación de lavamanos públicos, acceso al agua en comunidades donde no tenían el recurso, cursos virtuales sobre vivienda y salud, entre otros.

El reto del COVID-19 nos llevó a ser aún más efectivos en nuestros programas, la digitalización y el trabajo virtual como norma requirió ajustes en nuestras políticas y procedimientos, también para poder trabajar presencialmente hubo que establecer protocolos de seguridad, asignar recursos para implementar los protocolos de manera que se garantice el distanciamiento social y todas las medidas de reducción de riesgo a contagio.

En la actualidad hemos desarrollado 16 hojas conceptuales para proyectos en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, República Dominicana, Nicaragua, Brasil y Paraguay, como producto de la pandemia y estamos buscando fondos de responsabilidad social corporativa o de desarrollo para implementar estos proyectos que hemos identificado como respuesta a la crisis sanitaria y la crisis económica que viven nuestra población meta. Queremos seguir empoderando con vivienda y brindando acceso a servicio de agua y saneamiento como la principal arma de defensa contra la COVID-19, así como asesoramiento en vivienda productiva a familias vulnerables como un mecanismo clave de recuperación económica. Si tiene interés en apoyar estas iniciativas puede escribir a Eugenia Salazar, gerente de Desarrollo de Recursos, a este correo.

  • Desde la FMBBVA promovemos el empoderamiento económico de la mujer para que puedan salir adelante con sus negocios, e impulsar su capacidad de influir en el bienestar, educación y salud de sus familias. ¿Cómo considera que afecta este empoderamiento a la mejora de las estrategias promovidas por Hábitat?

El enfoque de género y el protagonismo de las mujeres es clave en las estrategias de Hábitat para la Humanidad, pues en ALC ellas están desproporcionadamente afectadas por la pobreza, la falta ingresos, el acceso a la propiedad, la vivienda, el hacinamiento y los servicios, lo que impide el distanciamiento social y la higiene adecuada, dejando a esta población altamente vulnerable al COVID-19.

En este escenario, se incrementa la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, los informes de este tipo de violencia aumentaron en 30 % en Argentina en tan solo 23 días después del encierro, cerca de 400 llamadas diarias por violencia doméstica llegaron a la Línea Telefónica de Ayuda en Lima, Perú; y llamadas similares aumentaron 150 % en Colombia. Por ello, se afirma que la vivienda asequible, adecuada, saludable y segura puede salvar la vida de las mujeres.

Hemos comprobado que el empoderamiento económico es un impulsor clave para reducir la pobreza en y desde la vivienda y, más específicamente, para reducir la brecha entre hombres y mujeres atrapados en el ciclo de la pobreza. El empoderamiento económico ayuda a las mujeres a comprender mejor otros derechos, construir su autonomía económica, acceder a bienes que le permiten liberarse de sus posibles agresores, llevar su voz a los gobiernos por la realización de sus derechos.

También hace que las mujeres fortalezcan sus esfuerzos y estrategias (colectivos o individuales) de planes de ahorro, inversión, fondos rotatorios, además de crear vínculos con organizaciones de la sociedad civil, el sector privado a través de la construcción, la adquisición de materiales, el crédito y la concesión de préstamos para hacer frente a sus necesidades de vivienda. La vivienda es estratégica para fortalecer la autoestima, el sentido de logro y brindar seguridad y estabilidad a la familia, empoderar a la mujer y reforzar su patrimonio familiar.

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María Teresa Morales, directora de Operaciones en Hábitat para la Humanidad América Latina y el Caribe

  • El desafío climático es un eje fundamental de la estrategia de sostenibilidad medioambiental de la FMBBVA. ¿Cuáles son los cambios más significativos de Hábitat en su estrategia para promocionar unos servicios básicos sostenibles?

En Hábitat para la Humanidad estamos en la búsqueda constante de prácticas de construcción y materiales innovadores accesibles para las familias que atendemos y que a la vez sean más sostenibles con el ambiente.

En la parte constructiva, ejecutamos intervenciones en alianza que permiten desarrollar, adaptar, innovar y utilizar tecnologías en construcción de vivienda que cuiden el ambiente, que aprovechen la energía renovable y mejoren las condiciones de vida de nuestras familias. Por ejemplo, tenemos proyectos donde se ha adoptado el bombeo solar en lugar de utilizar generadores de gas o diesel, se han utilizado bloques de cemento con un 11 % de plástico reciclado o bloques 100 % de plástico en algunos pilotos. También trabajamos con las comunidades para que utilicen cocinas sostenibles que cuiden la vegetación y eviten los niveles altos de CO2.

En el tema de agua y saneamiento, desarrollamos proyectos con aliados que propician el consumo y uso de agua y sistemas de saneamiento a través de soluciones individuales y comunitarias que son innovadoras, asequibles, resilientes, sostenibles e inclusivas. Además, se influye en las prácticas de higiene para conservar y manejar ecológicamente los recursos hídricos. En el área de reducción de riesgos y respuesta a desastres, Hábitat formula y ejecuta intervenciones junto con actores clave utilizando un enfoque pertinente de prevención, mitigación y respuesta a desastres para reducir el impacto de eventos adversos y cambio climático. Este trabajo lo realiza con aliados para tener un enfoque integral.

  • En el reto que supone promover el acceso a los servicios básicos entre la población vulnerable ¿qué políticas públicas o privadas sería necesario abordar? Por ejemplo, en países, como Chile o Perú, existen propuestas normativas para reconocer constitucionalmente el derecho a una vivienda digna o garantizar el derecho de acceso a agua potable. ¿Cuáles serían los efectos a corto plazo de estos reconocimientos?

En Hábitat para la Humanidad realizamos esfuerzos intencionales de incidencia política en busca del reconocimiento del derecho a una vivienda digna y adecuada. El reconocimiento de una vivienda adecuada como un derecho humano implica generar respuestas que aseguren la inclusión y no discriminación de las personas en situación de vulnerabilidad. La vivienda y su entorno necesitan ser asequibles y habitables, asegurar la seguridad de la tenencia, acceso a los servicios básicos y que los materiales y la infraestructura se adecuen culturalmente.

Los efectos a corto plazo de este reconocimiento es la intervención de varios actores como el Estado, la sociedad civil, el sector privado, la ciudadanía en distintos planos: legislativo, administrativo, de políticas o de prioridades de inversión. Es importante que entre todos podamos identificar las barreras claves que enfrentan los sectores más vulnerables para tener acceso a vivienda adecuada, priorizar las barreras a ser transformadas y viabilizar soluciones sistémicas.

Un ejemplo concreto del trabajo de Hábitat para la Humanidad en este campo es la Campaña “Solid Ground”, primera campaña mundial que movilizó por cuatro años a organizaciones nacionales y socios de Hábitat en 40 países influyendo en los diferentes niveles de gobierno, políticas y sistemas. Como resultado, en ALC más de 11,5 millones de personas incrementaron su acceso a suelo, vivienda y hábitat adecuados. En Honduras, entre 2015-2020, 242 gobiernos locales (81 % del total) aprobaron Política Municipal de Vivienda y se institucionalizó la inversión en vivienda social. Luego de un monitoreo de la implementación se evidenció que más de US$100 millones fueron invertidos y se logró una movilización dinámica del mercado de vivienda social que benefició a más 1,5 millones de personas vulnerables del país.

  • En su experiencia como consultora, ha podido analizar distintos modelos de negocio. ¿Cómo cree que las buenas prácticas en gobierno corporativo pueden ayudar a mejorar el funcionamiento de una entidad y a la vez impactar positivamente en la sociedad?

El COVID-19 nos ha permitido visualizar la vulnerabilidad de la población que no tiene una vivienda digna y la interconexión que existe en nuestra sociedad. No basta con que solo una parte de la sociedad tenga un refugio donde protegerse, la carencia de una vivienda digna y segura de más de un 20 % de la población mundial hoy más que nunca nos afecta a todos.

Es tiempo que como humanidad reconozcamos que todos estamos interconectados, que la individualidad nos hace más vulnerables y que debemos de hacer un esfuerzo para desarrollar modelos económicos más inclusivos donde los indicadores de desarrollo sostenible sean responsabilidad de todos.

Es necesario innovar en prácticas de gobierno corporativo más inclusivas, con mayor diversidad de liderazgo que nos permita visualizar las diversas oportunidades de mercado, fortalecer la satisfacción y bienestar de nuestros empleados y diseñar indicadores de éxito que vayan más allá del negocio. Pensar en medir la contribución de nuestras acciones en los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por las Naciones Unidas podría ser una buena opción.

Hoy, es indispensable poder visualizar el negocio desde diferentes lentes. Los segmentos de mercado no son homogéneos y la diversidad de género, de culturas, de religión, etc. facilita el diseño de un modelo de negocio más innovador y amplio, que podría generar mejores rendimientos financieros, un mayor impacto en el bienestar de nuestros empleados, un impacto en el desarrollo de las comunidades donde trabajamos y una menor huella ambiental.

Lo que he podido observar es que, en estos modelos de negocio, el liderazgo inclusivo, de escucha y observación constante es fundamental, pues será el cimiento para promover la innovación y establecer compromisos entre los equipos de trabajo de la organización y un mayor compromiso hacia el logro de los resultados. El análisis constante del mercado y el mantener una comunicación constante con los clientes y empleados es esencial, pues indicarán el norte para el desarrollo de nuevos productos y la toma de decisiones rápidas y efectivas.

Esto podría implicar que los modelos de negocio deben aplicar estrategias más livianas y flexibles, modelos de comunicación versátil y procesos ágiles vinculados lo más posible a plataformas digitales que nos permitan acercarnos al cliente. Es trascendental diseñar productos y servicios centrados en el cliente y entender muy bien las preferencias, necesidades y capacidades, así como el contexto de su realidad.

Desde el liderazgo superior hasta el más humilde trabajador deben respirar y vivir la misma intensidad del impacto esperado y hacer que este contagio sea parte del ADN de la organización. Entendida la realidad de la población que sirven podemos ser más proactivos y productivos en garantizar que los productos y servicios, así como nuestra propuesta de valor social empresarial, magnifique los resultados, impactando también a la comunidad y sociedad con programas que brinden un amplio retorno de la inversión, no solo financiera, sino también social en equilibrio con el ambiente.

 

 

 

[1]ONU 2018 - https://news.un.org/es/story/2018/07/1437721

[2]Déficit de Vivienda: (Cuantitativo) No tiene vivienda o (Cualitativo) vive en una vivienda con problemas de habitabilidad.

[3]Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 2017 - https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/novedades-politica-de-vivienda/

[4]OMS = Organización Mundial de la Salud.

[5]Organización Mundial de la Salud (OMS) 2015 - Agua, Saneamiento e Higiene. https://www.who.int/water_sanitation_health/monitoring/jmp-2015-key-facts/es/

[6]Organización Panamericana de la Salud (OPS) 2019 - https://www.paho.org/es/noticias/19-11-2019-casi-16-millones-personas-todavia-practican-defecacion-al-aire-libre-america

[7]Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) 2018 - https://www.caf.com/es/actualidad/noticias/2018/03/que-tan-eficiente-es-el-suministro-de-agua-en-america-latina

[8]PNUD https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/sustainable-development-goals/goal-6-clean-water-and-sanitation.html

[9]Situación de la Vivienda para la base de la pirámide en Lima Metropolitana, Centro Terwilliger de Innovación en Vivienda de Hábitat para la Humanidad: https://www.ctivperu.org/wp-content/uploads/2019/03/ESP_informe_viviendabdp_SJL.pdf