entrevista

María Shaw-Barragán, directora en el Banco Europeo de Inversiones (BEI)

María Shaw-Barragán dirige el departamento de financiación para África, el Caribe y el Pacífico, Asia y Latinoamérica. En estas regiones, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) promueve programas de desarrollo para generar crecimiento económico y más oportunidades, alineados con la estrategia global de la Unión Europea. Shaw-Barragán se unió al BEI hace más de 20 años y ha ocupado varios cargos dentro del organismo como el de directora de la División Estratégica o en el área Legal.

"Debe existir un círculo virtuoso entre las empresas públicas y privadas para maximizar el impacto en el desarrollo y garantizar un crecimiento inclusivo"

  • ¿Cuáles son ahora mismo las prioridades del Banco Europeo de Inversiones en América Latina y por qué?

En su calidad de banco de la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) apoya las relaciones de la UE con América Latina financiando proyectos que contribuyen a lograr sus objetivos de política exterior: el desarrollo de infraestructuras económicas, ambientales y sociales, el desarrollo del sector privado, así como la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos.

El BEI comenzó sus inversiones en América Latina en 1993. Desde entonces, ha apoyado casi 140 proyectos con una financiación total de unos 10.400 millones de euros en 14 países diferentes.

El BEI, como el mayor proveedor multilateral de financiación climática del mundo, se propone dedicar al menos el 25% de sus inversiones a la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos, apoyando un crecimiento con bajas emisiones de carbono. Movilizar financiación para la acción por el clima es una de las prioridades del banco de la UE en toda América Latina.

La mayoría de las operaciones de financiación en la región se llevan a cabo en el marco de un mandato de la Comisión Europea, que apoya los objetivos de política de la UE y rige la actividad de financiación del BEI. Seguiremos trabajando en la región para apoyar las inversiones que propicien un crecimiento económico y social sostenible, en particular, centrado en el medio ambiente, y especialmente en el fomento de las energías renovables, la eficiencia energética y el transporte público sostenible.


COVID-19 y Equipo Europa

El BEI se ha movilizado plenamente para minimizar las consecuencias de la pandemia proporcionando financiación para reactivar la economía, fortalecer los sistemas sanitarios y apoyar los esfuerzos en I+D a escala mundial.

Como parte del Equipo Europa creado por la Comisión Europea, el Grupo BEI se ha comprometido a proporcionar financiación por valor de hasta 5.200 millones de euros para reforzar las inversiones sanitarias urgentes y acelerar el apoyo a la resiliencia económica privada y pública en más de 100 países de todo el mundo.

La respuesta del BEI en América Latina y el Caribe para hacer frente a las consecuencias de la pandemia de COVID-19 ascendió a 550 millones de dólares estadounidenses. Esto incluye el reciente apoyo a la microfinanciación de las empresas afectadas por la COVID-19 en Brasil a través del Banco do Nordeste do Brazil, Banco Regional de Desenvolvimento do Extremo Sul y Banco de Desenvolvimento de Minas Gerais, el Banco Ademi y Banco Adopem (entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA) en la República Dominicana y Nafin en México.

En la actualidad, el BEI está considerando prestar apoyo directo a gobiernos y entidades públicas para hacer frente a las necesidades sanitarias inmediatas, al igual que para construir una cartera de proyectos en el ámbito de la recuperación económica, sobre todo en apoyo de las microempresas y pymes (mipymes) y las empresas de mediana capitalización (midcaps).

Los mayores retos a los que nos enfrentamos hoy son globales. Esto es cierto tanto para el cambio climático como para la necesidad de construir nuevos modelos de desarrollo sostenible y resiliente. Lo mismo ocurre con la pandemia, que amenaza con socavar algunos de los avances logrados en la reducción de la pobreza en todo el mundo.

Como el mayor banco multilateral de desarrollo del mundo, el BEI cuenta con los medios y la experiencia necesarios para ayudar a los países de fuera de Europa a afrontar estos retos. 


  • En los últimos años, las políticas de sostenibilidad ambiental han cobrado protagonismo en las agendas de las grandes empresas. ¿Por qué es tan importante integrar este enfoque en la región? ¿Qué proyectos del BEI destacaría y por qué?

Los países de América Latina y el Caribe son ricos en recursos naturales, biodiversidad y ecosistemas vitales, pero muchos se enfrentan a problemas socioeconómicos y son especialmente vulnerables al cambio climático. Los desastres naturales han tenido en multitud de ocasiones efectos devastadores sobre las vidas, los medios de subsistencia y las economías, afectando de manera desproporcionada a los más vulnerables. Además, la contaminación urbana y el tratamiento de los residuos representan un reto de gran envergadura, junto a la demanda creciente de energía y transporte derivada de los cambios demográficos y la urbanización. En esta región, el BEI ayuda a las comunidades a adaptarse al cambio climático y a aumentar su resiliencia ante las catástrofes naturales. Apoyamos la reducción de las emisiones de carbono y la protección del medio ambiente y la biodiversidad. El BEI está aumentando su financiación para fomentar la transición hacia una economía más digital, ecológica y circular. Nuestras inversiones con financiación de bajo coste crean nuevos puestos de trabajo y reducen desigualdades socioeconómicas. Con frecuencia, combinamos los préstamos con subvenciones a cargo de la UE para reducir los costes de inversión o para asistencia técnica y desarrollo de capacidades, con el fin de garantizar que los proyectos que apoyamos tengan un mayor impacto.

La inversión en energía respetuosa con el medio ambiente es una de nuestras actividades principales por su importancia para el desarrollo económico y su gran potencial para la mitigación del cambio climático. Apoyamos la energía solar, la eólica, la hidroeléctrica y la geotérmica, así como la creación de redes estables que ayuden a evitar las pérdidas de energía. A través de métodos de producción y de edificios energéticamente inteligentes, las empresas pueden reducir tanto su huella de carbono como sus costes. Nuestras inversiones en energías renovables también apoyan el empleo. Por ejemplo, el BEI se ha asociado con algunas filiales de compañías energéticas europeas para financiar parques eólicos en Brasil.

  • En el informe de actividad 2020 ‘Crisis y soluciones’, en el que se describen las inversiones en favor del clima, del medioambiente y el desarrollo del BEI, se menciona también el papel de la tecnología para acelerar la transición a hábitos más sostenibles, ¿qué necesidades de financiamiento existen en esta área y cómo se puede incentivar la inversión en I+D+i?

Actualmente está en marcha la cuarta revolución industrial, basada en la aceleración del proceso de digitalización. Esta revolución y sus tecnologías disruptivas están transformando rápidamente la relación entre las personas, las economías y las sociedades. Según el Foro Económico Mundial, se espera que el 60% del PIB mundial dependa en gran medida de la tecnología digital en 2022. Las interconexiones entre la transformación digital y el desarrollo económico están bien establecidas, e incluyen el impacto de la infraestructura en el crecimiento y los resultados específicos del desarrollo económico, como la creación de empleo, el acceso al mercado, la salud y la educación.

"Se espera que el 60% del PIB mundial dependa en gran medida de la tecnología digital en 2022"

Del mismo modo, las tecnologías digitales contribuyen a la acción por el clima y al cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad ambiental, al ofrecer nuevas perspectivas para activar la innovación sostenible, crear nuevos puestos de trabajo, descarbonizar y mejorar la eficiencia en general.  Con la transición a la era digital, los ciclos de desarrollo de las nuevas tecnologías se han acortado y su impacto disruptivo es a menudo mayor. Este panorama tecnológico cambiante requiere que las instituciones de financiación del desarrollo proporcionen préstamos tanto al sector público como a las empresas privadas, al igual que instrumentos financieros intermediados y fondos combinados.

  • En el contexto actual, ¿qué papel juega el sector privado en la recuperación económica y social de los países en desarrollo?
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María Shaw-Barragán, directora de Financiación en África, el Caribe, el Pacífico, Asia y América Latina del Banco Europeo de Inversiones

El sector privado está considerado un actor y socio fundamental en el desarrollo económico, un proveedor de ingresos, puestos de trabajo, bienes y servicios para mejorar la vida de la gente y ayudarla a salir de la pobreza. El crecimiento, la reducción de la pobreza y la mejora de la vida de las personas requieren de un sector privado dinámico. Siguen existiendo enormes retos de desarrollo para aumentar el crecimiento inclusivo, reducir la pobreza y mejorar la vida de la gente. El sector privado está llamado a desempeñar un rol clave a la hora de hacer frente a estos desafíos, apoyando un crecimiento inclusivo, la reducción de la pobreza, la creación de empleo y el acceso a bienes y servicios básicos esenciales, así como aportando ingresos tributarios.

Los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones bilaterales de financiación en este ámbito desempeñan un papel importante en el apoyo al sector privado en los países en desarrollo. Aportan capital, conocimientos y proyectos de asociación cruciales, ayudan a gestionar los riesgos y catalizan la participación de otros. Respaldan el tipo de iniciativas empresariales que ayudan a estos países a lograr un crecimiento económico sostenible. Este cometido es cada vez más importante para las instituciones de desarrollo, además de los programas más tradicionales de ayuda y préstamos a los gobiernos.

Para maximizar su impacto, las políticas de los sectores público y privado de cada país deben ser coherentes y complementarias. A dicho efecto, las instituciones financieras internacionales deben intentar centrarse en las oportunidades que mejor aprovechen las estrategias nacionales de los sectores público y privado. Debe existir un círculo virtuoso entre las empresas públicas y privadas para maximizar el impacto en el desarrollo y garantizar un crecimiento inclusivo.

"Debe existir un círculo virtuoso entre las empresas públicas y privadas para maximizar el impacto en el desarrollo y garantizar un crecimiento inclusivo"

Durante las últimas cinco décadas, nos hemos encargado de las inversiones de la UE en América Latina y en el resto del mundo. Hemos adquirido una importante experiencia en materia de desarrollo y contamos con un creciente conjunto de instrumentos bancarios para favorecer el desarrollo del sector privado en economías frágiles.

  • La brecha de financiamiento para las mipymes en Latinoamérica asciende a más de 1 billón de dólares, equivalente a más del 40% del PIB de la región, ¿qué medidas son necesarias para impulsar ese motor económico?

El apoyo a la financiación de las pymes es una prioridad básica del BEI. En los próximos años nos centraremos en:

  1. Facilitar la disponibilidad de financiación intermediada para las microempresas, las pymes y las midcaps a través de una amplia gama de intermediarios financieros;
  2. Seguir abordando las lagunas específicas del mercado en la financiación de pymes y midcaps, como las desigualdades de género y el ‘apoyo COVID-19’;
  3. Responder a la evolución de las prioridades políticas de la UE, como el empleo juvenil, la competitividad y la internacionalización de las pymes, siempre en estrecha colaboración con la Comisión Europea, los Estados miembros y las instituciones públicas de fomento.

En América Latina, el BEI lleva tiempo apoyando a las pymes, principalmente a través de los bancos de desarrollo de la región, aunque también de los bancos comerciales privados. Este apoyo no persigue únicamente impulsar el sector privado, sino que también tiene en cuenta necesidades estratégicas específicas, como proyectos de energía renovable/eficiencia energética, con el fin de apoyar la acción por el clima en la región; así como programas de crédito con perspectiva de género, préstamos de microfinanciación, entre otros.

Prestar a las mipymes no es fácil y es importante contar con intermediarios fiables que se comprometan a atender las necesidades específicas de este polifacético segmento. Lo ideal es que estos intermediarios tengan una amplia presencia sobre el terreno para estar cerca de los clientes. Las instituciones financieras deben ser capaces de expandirse y al mismo tiempo permanecer cerca de sus clientes para poder atender las necesidades de las mipymes con productos financieros bien diseñados, a través de canales de prestación de servicios eficientes y de manera socialmente responsable.

Además de poner a disposición servicios financieros, los intermediarios financieros también deberían esforzarse por promover la educación financiera: esto es especialmente relevante para los microempresarios, que a menudo no están familiarizados con los riesgos y las oportunidades de los diferentes productos financieros a los que podrían recurrir. Promover la transparencia, concienciación y educación en esta materia es clave para lograr la participación de los emprendedores excluidos financieramente. Para que estos intermediarios se multipliquen y prosperen es importante crear un ecosistema adecuado. Los responsables políticos deberían establecer un entorno económico fiable y propicio que favorezca la inclusión financiera y la innovación. Por ejemplo, las políticas que apoyan el desarrollo de soluciones Fintech y la conectividad en zonas remotas pueden ser de gran ayuda para llegar a los emprendedores que están desatendidos por el sistema financiero.

El BEI se ha comprometido a promover las políticas de la UE que apoyan la inclusión financiera fuera de la UE y a coordinar su acción con la de los socios locales y otros actores de la UE (públicos y privados) siguiendo el enfoque del Equipo Europa.

  • Concretamente en el ámbito de las microfinanzas y con el fin de promover la inclusión financiera, ¿qué tipo de programas apoya el BEI y qué consideraciones hace a la hora de valorar un proyecto?

El BEI lleva más de veinte años apoyando al sector de la microfinanciación fuera de la UE, centrándose en países vecinos (Oriente Medio, Norte de África y vecinos del Este) y en las regiones de África, el Caribe y el Pacífico. Como banco de la UE, el BEI apoya las políticas de desarrollo de la UE y las prioridades de los países que reciben financiación: la inclusión financiera es un objetivo clave y los beneficios son de gran alcance. La concesión de préstamos y otros servicios financieros a los microempresarios puede reforzar su fuente de ingresos y hacerlos económicamente más resilientes, lo que puede tener una serie de efectos indirectos positivos, como generación de empleo, más inversión en la educación de los niños, etc.

Los instrumentos financieros utilizados por el BEI para las operaciones de microfinanciación adoptan la forma de préstamos y participaciones en el capital social. La financiación se canaliza «directamente» a través de las instituciones de microfinanciación (IMF) y a los pequeños bancos, o bien «indirectamente» a través de los vehículos de inversión en microfinanciación (VIM) y los holdings de microfinanciación, con el fin de llegar a los actores más pequeños que no cumplen los criterios para la financiación directa y de sacar partido de la diversificación geográfica y sectorial. Además, apoyamos a las IMF con programas de asistencia técnica que abordan necesidades clave como –por ejemplo– la digitalización de las operaciones, el desarrollo de nuevos productos para atender a categorías desfavorecidas (p.ej. mujeres, jóvenes, etc.) o la mejora de la gestión de riesgos.

El BEI aspira a ser un recurso complementario para los inversores privados, proporcionando a las IMF unas condiciones financieras que no son fáciles de conseguir en el mercado, como préstamos a largo plazo en moneda local o largos períodos de disponibilidad, que refuerzan la solidez financiera de la institución. Unos intermediarios más fuertes estarán mejor posicionados para atraer a otros inversores y, de este modo, el BEI tiene también una función catalizadora o un efecto multiplicador, que puede suponer unos  volúmenes de financiación mayores para los beneficiarios finales.

Con todo, el volumen y la escala no son los únicos aspectos ni los más importantes: los excluidos o desatendidos financieramente necesitan servicios financieros de calidad que atiendan sus necesidades de forma adecuada y responsable. Instamos a las IMF a respetar los principios de protección del cliente reconocidos internacionalmente para operaciones de microfinanciación, de modo que sus clientes sean informados de forma exhaustiva y transparente de las condiciones de los servicios. Nuestros socios deben ser conscientes del riesgo de endeudamiento excesivo de sus clientes, tratarlos con respeto y escuchar lo que tengan que decir, ya sea elogios, quejas o sugerencias de mejora.

"Los excluidos o desatendidos financieramente necesitan servicios financieros de calidad que atiendan sus necesidades de forma adecuada y responsable"

Por ejemplo, en la República Dominicana hemos colaborado desde 2006 con el Banco de Ahorro y Crédito ADOPEM, entidad de la FMBBVA, mediante varios préstamos y una inversión en el capital social. La última operación se firmó el pasado mes de diciembre y consistió en un préstamo de 7 millones de euros en moneda local, que forma parte de la contribución del BEI a la respuesta del Equipo Europa a la crisis de COVID-19 y que promoverá la igualdad de género y el emprendimiento de las mujeres en ese país.

Asimismo, en América Latina, el BEI firmó el año pasado un préstamo de 200 millones de euros con el Banco do Nordeste do Brasil (BNB), para apoyar a las empresas afectadas por la COVID-19. Este préstamo ayudará a cubrir las necesidades de capital circulante y de inversión de las microempresas brasileñas afectadas por el brote de COVID-19 en la zona nordeste, centrándose en los prestatarios más vulnerables y de menores ingresos de la región, principalmente mujeres.

Además, el BEI ha firmado un préstamo de 150 millones de dólares estadounidenses con Nacional Financiera (NAFIN), uno de los principales bancos de desarrollo de México, para prestar apoyo a las empresas afectadas por la COVID-19 en México. El préstamo contribuirá a cubrir las necesidades de capital circulante e inversión de las microempresas mexicanas perjudicadas por la COVID-19.

En su compromiso con la inclusión financiera, la Fundación Microfinanzas BBVA lleva años demostrando que valora los mismos principios que el BEI, y que es capaz de dar respuesta a las acuciantes necesidades sociales de las personas a las que está orientada su actividad. Estamos estudiando la manera de seguir reforzando nuestra colaboración con la fundación más allá de la República Dominicana, y de llegar a zonas rurales más remotas y de difícil acceso. Esta asociación entre los actores de la UE, basada en el espíritu del Equipo Europa, tiene un gran potencial para marcar una diferencia en la vida de muchas personas vulnerables.