entrevista

José Antonio Payet, abogado

José Antonio Payet es fundador de uno de los estudios de abogados más prestigiosos del Perú y ha participado en las operaciones de finanzas corporativas más importantes del país. Paralelamente embarcó a su estudio en proyectos de ayuda a personas de escasos recursos. En esta entrevista, el doctor Payet comparte con nosotros su experiencia como negociador en el secuestro de 72 rehenes por terroristas en 1997, y nos muestra su aguda mirada de la profesión de abogado en el siglo XXI.

José Antonio Payet es fundador de uno de los estudios de abogados más prestigiosos del Perú y ha participado en las operaciones de finanzas corporativas más importantes del país. Paralelamente embarcó a su estudio en proyectos de ayuda a personas de escasos recursos.

1. Sorprende encontrar su nombre como asesor en la negociación del gobierno peruano con el grupo terrorista MRTA durante el secuestro de 72 rehenes en la residencia del embajador de Japón en 1997. ¿Cómo fue esa experiencia?

Fue muy especial. Yo trabajé para la reforma legal del sector Educación y cuando terminamos eso, se produjo la toma. El ministro de Educación, Domingo Palermo, me llamó porque necesitaba un asesor jurídico en este tema que le había encargado el presidente. En ese momento mi esposa estaba embarazada, tengo trillizos, y le dije que necesitaba el permiso de mi esposa y de los socios de la oficina. Ellos me dijeron que sí y me pidieron mantener todo en reserva.

2. Fue uno de los sucesos más importantes de la historia peruana reciente y, entonces, usted apenas tenía 36 años.

Sí, acababa de cumplir 36 años. Yo acompañaba a Palermo en la mesa de negociación con el MRTA, que se reunían en una casa al frente de la residencia. La mesa la presidía Monseñor Juan Luis Cipriani, estaban también el embajador de Canadá, el de Japón en México, y por parte del MRTA Néstor Cerpa y Rolly Rojas, quienes llegaban con sus pañuelos cubriéndoles el rostro y con su uniforme. Eran horas de negociaciones.

3. Todo terminó con una impresionante operación de rescate, pero en esas conversaciones, ¿qué impresión le dejaron los terroristas?

La impresión que me dejaron fue que se habían metido en algo que no podían controlar. Este hecho los había sobrepasado. Todo fue una experiencia increíble para mí.

La profesión de abogado no siempre se asocia a actos benéficos. Su estudio, sin embargo, parece contradecir este estereotipo porque tiene muchas iniciativas sociales.

Una característica del estudio es la conciencia que tenemos por ayudar. Si tú eres un profesional más o menos con éxito, con medios, recursos, en un país como el Perú, con tantas diferencias, no puedes ser indiferente. Una de las experiencias más ricas fue con el pueblo San Matías, cerca de Chincha (sur de Lima), tras el terremoto de 2007. Uno de los socios tuvo la iniciativa de buscar recursos, y como tenemos una relación muy cercana con una firma española asociada a la Fundación Uría, ellos contribuyeron. Juntamos un capital para reconstruir ese pueblo. Se trabajó el diseño de las casas con la Universidad Católica, involucramos al pueblo en la construcción y el pueblo se reconstruyó. Hoy tienen casas bien hechas y servicios, y tenemos una relación buena.

4. Su estudio ha participado en varias de las operaciones más importantes de finanzas corporativas en el Perú. Desde su punto de vista, ¿cuál es la importancia del Buen Gobierno Corporativo?

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La empresa es el pilar de la economía y la sociedad. Desde adultos, hasta que morimos, tenemos una vinculación muy fuerte con empresas: te dan servicios, educación, salud, administran tu dinero; es tan importante como la familia, y el Gobierno Corporativo define cómo esa empresa se maneja. El Buen Gobierno Corporativo es el código de conducta de esa empresa, si es transparente, recta con el derecho de sus accionistas, si cumple la norma, trata bien a sus trabajadores, respeta el medio ambiente. Pero esto no es propio de las grandes empresas. Es importante que haya un ‘chorreo’ de esas prácticas, que la adopten desde las más grandes hasta las más pequeñas.

5. En estas dos últimas décadas la práctica legal ha cambiado notablemente. ¿Cómo ve el ejercicio de la profesión en Latinoamérica en los próximos años?

La profesión legal es un reflejo de lo que pasa en el país. En esta profesión, eres una especie de bisagra entre el cliente, privado, y el sistema jurídico. Desde 1996, que abrimos el estudio, hasta hoy, el Perú ha avanzado en esto. Y de las áreas que tienen que ver con el sector público, algunas han avanzado, pero otras no. En el Poder Judicial, no hay evolución. Hacia adelante, lo que es privado seguirá avanzando, el rol del abogado será más técnico, especializado. Y espero que en el rol del abogado que trata con el Estado prevalezca el argumento jurídico y no las malas artes.

6. ¿Qué consejo le daría a los abogados que están por terminar su carrera este año?

En esta profesión hay dos cosas importantes: los principios, porque como abogado puedes ganar mucha plata haciendo barbaridades; cuando eres abogado, con conocimientos, inteligencia, operas con instrumentos jurídicos que podrías usar para beneficio personal, usar malamente o bien, y eso no lo determina la habilidad, sino los principios, la ética. Y la otra parte es la técnica: al derecho hay que conocerlo, estudiarlo. No se puede improvisar pues se puede hacer mucho daño.

7. ¿Y qué mensaje le daría a quienes trabajamos para el Grupo de la Fundación Microfinanzas BBVA, que a través de las Finanzas Responsables Productivas buscamos un futuro mejor para las personas más desfavorecidas?

Las Microfinanzas son uno de los instrumentos más poderosos para el desarrollo de un país. Si decimos que la célula es la familia y la empresa, con las Microfinanzas actúas en la vena; es como la sangre que permite que el organismo funcione. Como financiera, tienes contacto directo con la Mype, suministrando crédito. Pero no son una beneficencia, sino una empresa que reinvierte sus beneficios, que tiene que tener cuidado con la recuperabilidad, y es importante porque impones disciplina de mercado en el sector más incipiente. El rol de ustedes es fundamental para el desarrollo.

8. Cuando el día acaba, o al margen del trabajo diario, ¿dónde encuentra bienestar?

Mi gran hobby es mi familia. Valoro mucho el tiempo con la familia. Lo segundo es viajar, ver cosas diferentes, la sierra. Hace poco estuve en Puerto Maldonado, me gusta el Cusco, pero también el Asia. Mis hijos tienen 17 años, dos mujeres y un hombre. Creo que ninguno se inclina por la abogacía. Mi hijo José Antonio, cuando tenía 7 años, me dijo: “papá, tú trabajas mucho, no quiero ser abogado, sino cliente”. Pero es una profesión muy gratificante.