entrevista

Gideon Maltz, director ejecutivo de Tent Partnership for Refugees

Gideon Maltz es el director ejecutivo de Tent Partnership for Refugees (TENT). Anteriormente ha sido jefe adjunto de gabinete de la Embajadora Samantha Power en la Misión de Estados Unidos ante las Naciones Unidas; director de derechos humanos y asuntos multilaterales del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos; y asesor principal del Administrador de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Antes de trabajar como funcionario del estado, Gideon trabajó como abogado en la práctica de comercio internacional de Hogan Lovells y como consultor en McKinsey & Company. También se ha desempeñado como Junior Fellow en Carnegie Endowment for International Peace y como Predoctoral Fellow en el Centro de Stanford para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho. Gideon tiene una licenciatura de Yale y un JD de la Facultad de Derecho de Stanford.

Para los refugiados es más difícil acceder a la financiación para emprender sus propias pequeñas empresas, por lo que el acceso a la microfinanciación es fundamental. El trabajo de Bancamía en Colombia es un gran ejemplo.

En 2019, Bancamía se unió a TENT para consolidar su compromiso con los migrantes venezolanos a través de un piloto que incluye llevarle productos y servicios financieros para que puedan salir adelante en Colombia.

 

La crisis sanitaria del COVID-19 está provocando un impacto socioeconómico devastador en todo el mundo. ¿Cómo está afectando la pandemia a los refugiados y migrantes en particular, quienes ya estaban en una situación precaria?

Han pasado seis meses desde el inicio de la pandemia por el Covid-19 y, hasta ahora, casi de forma milagrosa, los mayores temores por la amenaza a la salud de los refugiados no se han hecho realidad. Esto ha sido así gracias a la increíble labor de organizaciones como la Agencia de la ONU para los Refugiados, que han trabajado incansablemente para implementar medidas con el fin de mantener a los refugiados a salvo.

Sin embargo, el impacto económico para los refugiados de todo el mundo ha sido devastador y ha puesto en evidencia los obstáculos a los que se enfrentan los refugiados de todas partes al intentar empezar una nueva vida de forma productiva. Aunque muchos refugiados han trabajado duro para mantenernos seguros y con buena salud (trabajando en primera línea de la pandemia como enfermeros, médicos, trabajadores en supermercados y repartidores), otros tantos trabajaban en sectores como el de la hostelería, que se han visto profundamente afectados por la crisis financiera.

Gracias a nuestra estrecha colaboración con las ONGs que trabajan sobre el terreno, sabemos que, por ejemplo, en EE.UU. el 70% de los refugiados que han recibido ayudas de estas ONGs han perdido su trabajo; mientras que en Colombia, la contratación de refugiados venezolanos ha disminuido en un 80% como resultado del Covid. El trastorno económico no sólo ha sido mucho mayor para los refugiados que para la población en general, sino que ha golpeado a una comunidad que tiene escasos ahorros y, en muchos casos, sin el mismo acceso al sistema de protección del gobierno y a los ayudas por desempleo.

Desde su perspectiva en Tent, ¿qué soluciones y oportunidades existen para mitigar estas consecuencias?

Principalmente, el impacto desproporcionado de la crisis económica en los refugiados evidencia un problema a largo plazo: los refugiados se enfrentan a grandes obstáculos para integrarse en la economía de las comunidades en las que viven. En otras palabras, los refugiados han sido mucho más propensos a perder su su trabajo e ingresos que el resto de ciudadanos, ya que, desde el principio, no tienen tanto acceso a un trabajo decente.

La comunidad empresarial tiene un papel fundamental en la respuesta a este problema, ayudando a los refugiados a integrarse en la economía. Las empresas pueden conseguirlo, por ejemplo, integrando a los refugiados en su fuerza laboral, ayudando a los refugiados a emprender sus propios negocios y garantizando el acceso de los refugiados a servicios comerciales indispensables, como los servicios bancarios.

Sabemos que hay mucho interés por nuestra causa (el 6 de octubre, 28 grandes empresas mundiales, incluyendo Bloomberg, Virgin Management, BNP Paribas y muchas otras, se unieron a la Tent Partnership) demostrando su compromiso con la integración de los refugiados a medida que la economías comienza a reconstruirse por el Covid-19.

¿Cuáles son los principales obstáculos o necesidades que tienen los refugiados para su inclusión social y financiera?

Cuando un refugiado se asienta en un nuevo país se enfrenta a varias dificultades. Desde una perspectiva social, es poco probable que los refugiados hablen el idioma local con fluidez o que entiendan las costumbres y tradiciones locales. Incluso cosas aparentemente simples, como comprar comida o inscribir a sus hijos en la escuela, pueden ser muy diferentes respecto a cómo se hacen en su país de origen.

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Gideon Maltz, director ejecutivo de Tent Partnership for Refugees

Lo mismo se aplica al ámbito financiero. Si un refugiado ha huido de una zona de guerra, puede que no tenga la documentación necesaria para abrir una cuenta bancaria u obtener un préstamo para iniciar un pequeño negocio (o puede que tengan la documentación pero que el personal del banco no esté preparado para reconocerla). Como en algunos casos han estado esperando a poder asentarse en otro país durante muchos años, es probable que tengan lagunas en su currículum o que sus habilidades estén desactualizadas.

La buena noticia es que, tanto en el ámbito financiero como en el social, las empresas pueden desempeñar un papel fundamental para ayudar a los refugiados a integrarse mejor en sus nuevas comunidades. Hamdi Ulukaya, el fundador de la Tent Partnership for Refugees, suele decir que "el momento en el que un refugiado consigue un trabajo es el momento en el que deja de ser un refugiado". Esto se debe a que cuando un refugiado empieza a trabajar, crea nuevas redes y círculos de amigos, aprende el idioma local mucho más rápidamente y tiene un medio de sustentarse económicamente a sí mismo y a su familia.

¿Cómo puede el acceso a la microfinanciación ayudar a los refugiados y migrantes a prosperar en sus respectivos países de acogida?

Curiosamente, los refugiados son más propensos a emprender su propio negocio que los inmigrantes y otros ciudadanos nativos. En EE.UU., por ejemplo, los refugiados tienden a emprender su propio negocio en un 40% más que los ciudadanos nativos de EE.UU. Esto puede deberse al hecho de que los refugiados tienden a tomar riesgos y a trabajar muy duro para hacer sus sueños realidad, dadas las circunstancias de las que han escapado, o al hecho de que los refugiados se enfrentan a un mayor número de obstáculos para encontrar trabajo en otras empresas.

Sin embargo, para los refugiados es a menudo mucho más difícil acceder a la financiación para emprender sus propias pequeñas empresas, por lo que el acceso a la microfinanciación es fundamental. El trabajo de Bancamía en Colombia es un gran ejemplo. Bancamía se comprometió a proporcionar préstamos, cuentas bancarias y productos de seguros a 200 empresarios venezolanos en Colombia para ayudar a impulsar el crecimiento de las pequeñas empresas de venezolanos en el país.

¿Podría mencionar algún país o gobierno que haya destacado especialmente en la integración de refugiados y migrantes? ¿Cuáles son las políticas o medidas clave que han hecho de este ejemplo un caso de éxito?

Hay dos buenos ejemplos a los que me gustaría hacer alusión, y en dos contextos muy diferentes. En Europa, Alemania ha hecho un trabajo excepcional para integrar a más de 1 millón de refugiados, muchos de ellos de Siria. Un estudio publicado a principios de este año reveló que el 49% de los refugiados que han llegado a Alemania desde 2013 han podido encontrar un trabajo estable en los primeros cinco años desde su llegada al país. Alemania ha invertido en clases de aprendizaje del idioma, así como en programas de integración más amplios con el objetivo de ayudar a los refugiados a formar parte de sus comunidades.

Colombia es otro ejemplo de un país que ha demostrado un gran liderazgo en la acogida e inclusión de refugiados. Siendo el país que acoge al mayor número de refugiados venezolanos, Colombia concede a los venezolanos el derecho legal a trabajar y ha expedido varios permisos de trabajo para facilitar la entrada de venezolanos en el mercado laboral de manera formal. El gobierno colombiano también ha colaborado estrechamente, por un lado, con la comunidad empresarial para incentivar la contratación de refugiados, y, por otro, con los bancos locales para aumentar la inclusión financiera de los refugiados en el país. El año pasado Colombia también concedió la ciudadanía a más de 24.000 menores indocumentados, hijos de refugiados venezolanos nacidos en el país, facilitándoles el acceso a la educación y la atención médica.

 

 

Sobre la Tent Partnership for Refugees

Con cada vez más refugiados desplazados durante largos períodos de tiempo, las empresas tienen un papel fundamental para ayudar a que los refugiados se integren económicamente en sus nuevas comunidades. La Tent Partnership for Refugees fue fundada en 2016 por Hamdi Ulukaya, fundador y CEO de Chobani (gigante estadounidense del sector alimentario) para movilizar a la comunidad empresarial mundial y mejorar la vida y el sustento de los 30 millones de refugiados que han sido desplazados por la fuerza de sus países de origen. Hoy en día somos una red de más de 130 empresas multinacionales comprometidas a incluir a los refugiados. En Tent creemos que la forma más sostenible para que las empresas apoyen a los refugiados es aprovechando sus actividades de negocio, considerando a los refugiados como empleados, emprendedores y clientes.