entrevista
Pedro Conceição, Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano (PNUD)
Pedro Conceição es el Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano. Economista de formación, su carrera ha incluido varios puestos de liderazgo en el PNUD, centrándose en la financiación y la formulación de políticas para el desarrollo mediante la promoción de un enfoque de bien público global.
"Una agenda amplia sobre la corrección de las desigualdades en materia de desarrollo humano sería una de las prioridades para América Latina y el Caribe"
- El Banco Interamericano de Desarrollo, en su Iniciativa LACIR sobre desigualdad, señaló hace tan sólo unos meses que América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo, algo que ya habían indicado numerosos estudios. A largo plazo, ¿cómo afecta la desigualdad a América Latina y el Caribe y qué estrategias recomienda para hacerle frente?
Nuestros análisis en varios Informes sobre Desarrollo Humano de los últimos años sugieren que hay tres áreas en las que América Latina y el Caribe tendrían que pensar para avanzar en el desarrollo humano.
La primera tiene que ver con el hecho de que existen segmentos de la población en América Latina y el Caribe que quedan rezagados en lo que se refiere a los indicadores de pobreza multidimensional. En este sentido, la pobreza multidimensional suele concentrarse en comunidades como los pueblos indígenas, en los que los pobres, en un sentido multidimensional, están sobrerrepresentados.
Las desigualdades en el desarrollo humano incluyen indicadores como los ingresos y la riqueza, por lo que las disparidades económicas que, en realidad, en cierta medida y en muchos países, han ido disminuyendo. Pero los niveles siguen siendo muy altos en comparación con otras partes del mundo. Y la desigualdad también es persistente cuando se trata de otros indicadores de desarrollo humano asociados, por ejemplo, con la salud y la educación. Sobre todo cuando se trata de lo que llamamos capacidades mejoradas, es decir, el acceso a la educación terciaria y las tasas de finalización de la educación terciaria, por nombrar algunos.
Así pues, una agenda amplia sobre la corrección de las desigualdades en materia de desarrollo humano sería una de las prioridades para la región, según nuestro análisis, y yo destacaría también la importancia de la corrección de las desigualdades para generar potencialmente ganancias de eficiencia para la región.
A veces, una agenda centrada en la reducción de las desigualdades o en el tratamiento de las desigualdades se ve como algo que debe enfrentarse al crecimiento económico. Pero hay pruebas significativas que sugieren que cuando las desigualdades son altas, y en algunos casos persistentes, la reducción de estas desigualdades, que incluyen también las desigualdades de género, también puede generar ganancias de eficiencia y puede realmente ayudar al crecimiento económico.
Por poner un ejemplo, tenemos datos de los Estados Unidos que muestran que si las desigualdades raciales y de género que persistían en los años 60 no se hubieran reducido desde entonces, el crecimiento del producto interno per cápita en los EEUU sería un 70% inferior al actual. Esto demuestra cómo la reducción de las desigualdades en el desarrollo humano también puede generar potencialmente beneficios económicos para la región.
Creo que la segunda gran agenda tiene que ver con la manera en que la región afronta los retos relacionados con el cambio climático, la transición hacia las energías renovables y también cómo la región en su conjunto aprovecha el potencial que existe en materia de biodiversidad.
La región es muy rica en biodiversidad y cuenta con inmensos recursos, como el Amazonas, que comparten muchos de sus países. Eso puede mantenerse y aprovecharse una vez más para generar también beneficios económicos para las comunidades que viven allí. Pero esto puede ser beneficioso para la región en su conjunto, teniendo el potencial de aprovechar las soluciones basadas en la naturaleza para ir más allá de la mitigación del cambio climático, y también generar oportunidades económicas asociadas, por ejemplo, con la “economía azul”, aprovechando los recursos que están relacionados con el océano.
En tercer lugar, y este es un reto compartido en muchos países, tiene que ver con el hecho de que muchas sociedades de la región, como en otras partes, se están polarizando políticamente.
Y encontrar formas de corregir esta polarización política también es importante para que los países, pero también la región en su conjunto, puedan mejorar la cooperación para hacer frente a los retos, tanto los individuales como los compartidos.
- El Informe de Desarrollo Humano 2023/2024 confirma que América Latina y el Caribe mejora más que otras regiones, pero no logra recuperar niveles prepandémicos, ¿Qué factores han contribuido a que no haya alcanzado los niveles de progreso previos? ¿Cómo está siendo la recuperación?
Uno de los hallazgos sorprendentes de nuestro último informe sobre desarrollo humano es que, aunque el Índice de Desarrollo Humano en la región de América Latina y el Caribe y a nivel mundial está aumentando después de un descenso sin precedentes que se produjo en 2020 y 2021, la trayectoria de mejora está por debajo de la tendencia anterior a 2019. En otras palabras, hay una brecha entre las mejoras que estamos viendo actualmente en desarrollo humano y las que existían antes de la pandemia.
Esto es preocupante porque muestra que lo que podría verse sólo como un shock temporal en 2020 y 2021 puede tener efectos muy duraderos y permanentes, como se mide por esta diferencia entre la tendencia antes de 2019, antes de la pandemia, y la tendencia de mejora en desarrollo humano que se está produciendo actualmente. La segunda tendencia preocupante que observamos a nivel mundial es que los miembros más pobres y vulnerables de la comunidad internacional se están quedando atrás. Esencialmente, existe otra brecha creciente, esta vez entre los niveles de IDH de los países situados en los niveles muy altos del Índice, y los situados en sus niveles bajos.
Esto ha estado sucediendo durante los últimos cuatro años, desde 2020, y representa un proceso de divergencia en Desarrollo Humano que contrasta con la tendencia que persistió durante muchas décadas antes, en la que había una convergencia en los patrones de Desarrollo Humano.
Creo que estas dos características de la recuperación tras el shock de 2020-2021 es algo que debemos tener en cuenta y encontrar formas de corregir. Pasar de un proceso de divergencia a un proceso de convergencia que también se está produciendo no sólo entre países, sino dentro de muchos países también, y también ver si encontramos maneras de mover la tendencia de las mejoras en Desarrollo Humano hacia arriba, como para reducir esta brecha entre el potencial medido por la tendencia anterior a 2019 en Desarrollo Humano, y la tendencia que tenemos actualmente.
- La Fundación Microfinanzas BBVA fue la primera institución privada del mundo en utilizar la metodología de pobreza multidimensional para medir las carencias de los hogares de los clientes de sus entidades. ¿Cómo el sector privado, y en particular el de las microfinanzas puede contribuir más al desarrollo humano?
Creo que es muy importante que la Fundación Microfinanzas BBVA utilice el Índice de Pobreza Multidimensional, porque complementa indicadores más genéricos de pobreza centrados en los ingresos o en medidas monetarias de privación. Una de las razones por las que esto es importante -y también por las que el sector privado, y en particular el sector microfinanciero, podría apoyar la reducción de la pobreza- es por tener esta lente de la Pobreza Multidimensional que se centra no sólo en aspectos asociados a la salud y la educación que a veces o a menudo se descuidan cuando nos fijamos en la pobreza monetaria, sino que no se fija en los flujos monetarios, sino también en los activos de los hogares.
Estos activos son importantes porque pueden ayudar a los hogares a hacer frente a las crisis de una forma que no se aborda de forma integral si sólo se depende de los ingresos, porque si tienen algo que es más duradero y que puede transmitirse a las generaciones futuras, eso complementa la importancia de los flujos monetarios como los ingresos. Esta es, creo, una de las ventajas de tener un enfoque de Pobreza Multidimensional para la medición de la pobreza. Y una de las contribuciones que el sector privado puede hacer a este respecto es garantizar que los hogares tengan la capacidad de acumular activos con los que puedan no sólo generar ingresos, sino también otros servicios que puedan ser importantes para ellos, algo a lo que puedan aferrarse si sufren un shock que se refleje en una disminución de los ingresos.
- El Informe de Desarrollo Humano del año que viene estará dedicado a la transformación digital: ¿Cómo espera que la digitalización y la inteligencia artificial transformen áreas clave del desarrollo humano como la salud, la educación o el empleo en América Latina y el Caribe?
El Informe sobre Desarrollo Humano en el que estamos trabajando actualmente se centrará en cómo la transformación digital y la inteligencia artificial pueden dar forma a las oportunidades para el Desarrollo Humano en el futuro.
Por un lado, sabemos que hay muchas oportunidades asociadas a una mayor disponibilidad de servicios sanitarios y educativos que pueden llegar a poblaciones a las que puede resultar difícil acceder con medios más tradicionales. Las tecnologías digitales también permiten compartir información y acceder a ella en tiempo real. También son una fuente potencial de empleo e ingresos, y hay pruebas que sugieren que también pueden ayudar a reducir algunas desigualdades, como las de género. Pero junto a todo este potencial, obviamente, también hay una serie de riesgos que están particularmente asociados a la inteligencia artificial, dados los desarrollos más recientes.
Existe la preocupación de que, a medida que estas tecnologías se acerquen a las tareas que solían hacer los humanos, exista el peligro de que éstos sean sustituidos por máquinas que utilicen estas tecnologías. Por eso, el reto que abordamos en el próximo Informe sobre Desarrollo Humano es cómo diseñar políticas e instituciones que garanticen que, en lugar de sustituir, las tecnologías aumenten lo que los humanos pueden hacer, y en su lugar eliminen tareas que pueden no generar grandes ganancias en Desarrollo Humano.
Por lo tanto, no se trata tanto de predecir cuál será el camino de la tecnología, sino más bien de qué tipo de condiciones podríamos concebir que nos permitieran aprovechar el potencial de estas tecnologías para aumentar el Desarrollo Humano.
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